No cabe duda de que la noticia del día de este lunes, 15 de marzo, es la dimisión de Pablo Iglesias como vicepresidente segundo del Gobierno. Iglesias abandona el liderazgo de Unidas Podemos en el ejecutivo estatal para convertirse en candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, un movimiento sin duda sorprendente e inesperado que tendrá como primer efecto el 'ascenso' de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a la vicepresidencia segunda del Gobierno que hasta ahora ocupaa Iglesias y que podría situar a Ione Belarra como ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030.
Un movimiento en clave de partido y de bloque de izquierdas
El movimiento de Iglesias dará lugar en los próximos días a múltiples interpretaciones. Periodistas, opinadores y analistas de toda índole analizarán el porqué de la jugada del líder de Unidas Podemos. La decisión de Iglesias se debe a distintos factores: en primer lugar, actuar como revulsivo para Unidas Podemos, hasta ahora en tendencia negativa en las últimas encuestas. Un buen resultado de Iglesias en Madrid puede marcar un punto de inflexión para la formación y que llegue reforzada de cara a un eventual anticipo electoral, con el que se especula para otoño de 2021 o el primer semestre de 2022.
En segundo lugar, el movimento también permite a Pablo Iglesias preservar su figura. Tras 14 meses en el gobierno español, el desgaste había hecho mella no tan solo en su marca electoral, sino también en él. Con la decisión de este lunes, se aparta del foco del gobierno, evita el desgaste y se quita el lastre de una más que posible caducidad política prontía. Hay Iglesias para rato, sea en Madrid —donde aspira a superar a Ángel Gabilondo— o en un eventual regreso a la política española en un futuro... aunque ese escenario es, por ahora, política-ficción —acaba de abandonar hoy mismo el ámbito político de rango estatal.
Su jugada es un golpe al PSOE y a Más Madrid. Es pues, una buena jugada en clave interna en el bloque de la izquierda. El objetivo de Iglesias, consciente de que no tiene opciones de batallar por la victoria electoral contra Isabel Díaz Ayuso, es arrebatar el liderazgo de la oposición a un PSOE que mantiene al exministro Ángel Gabilondo como candidato, una figura intelectual de primer orden pero con poca pegada como líder. Es factible que Iglesias pueda atraer votantes socialistas a Unidas Podemos y mire de tú a tú a Gabilondo en las próximas elecciones.
En el caso de Más Madrid, Pablo Iglesias puede arrebatarle con absoluta claridad buena parte de su masa de votantes. Para evitar un descalabro electoral, la formación de Íñigo Errejón deberá estudiar en las próximas horas la oferta lanzada por Iglesias para ir en coalición con Unidas Podemos. Una jugada, pues, que también le sirve al líder de Podemos para intentar reunificar la escisión madrileña del partido. Es, pues, una jugada que puede salirle bien en clave interna, de ala ideológica, pero que a su vez favorece a sus rivales de frente político.
El favor de Pablo Iglesias a Isabel Díaz Ayuso
Y es que el paso de Pablo Iglesias a la batalla electoral en la Comunidad de Madrid es un favor al PP y, en menor medida, a Vox. A Isabel Díaz Ayuso, la llegada de Pablo Iglesias como contrincante electoral le favorece. Iglesias es la cara visible del 'fantasma socialcomunista' que dibuja la derecha y su aparición en la carrera electoral permitirá a Díaz Ayuso movilizar todavía más a sus potenciales votantes. Gracias a Iglesias, y al 'miedo' a un Gobierno madrileño liderado por Unidas Podemos —este va a ser uno de los argumentos principales de Ayuso durante las próximas semanas—, habrá menos abstención entre los votantes de la derecha, algo que puede dar un empuje definitivo a la candidata popular.
La irrupción en Madrid de Pablo Iglesias radicalizará, pues, el tablero político en la Comunidad. Probablemente Unidas Podemos salga reforzada de la operación en clave interna y de posicionamiento ante sus rivales de bloque ideológico: puede acabar con Más Madrid e incluso disputarle el liderazgo de la izquierda al PSOE. Pero el precio a pagar por ello es un refuerzo a las posiciones del otro extremo. Una mayor movilización del voto a la derecha, precisamente para frenar a Unidas Podemos, dará más fuerza al PP de Isabel Díaz Ayuso e incluso a Vox, que probablemente volverá a encabezar Rocío Monasterio.
En definitiva, el movimiento de Pablo Iglesias contribuirá a polarizar todavía más la política madrileña y, lejos de lo que pueda parecer en primer término, podría traducirse en un favor que Unidas Podemos hace, de rebote, a Isabel Díaz Ayuso. La candidata popular piensa ya incluso en la posibilidad de obtener la mayoría absoluta en la cámara madrilea: un reto ambicioso pero nada descabellado a juzgar por las últimas encuestas sobre las elecciones regionales.