David Beriáin, periodista navarro asesinado en Burkina Faso

Los 5 lugares a los que sobrevivió el periodista David Beriáin antes de perder la vida

Estuvo en guerras como Irak, Afganistán y Sudán, y se infiltró en organizaciones mafiosas en México, Colombia, España, Italia y Albania

«Me gusta ver la ternura en los ojos del asesino, indica esperanza». Esto dijo David Beriáin en noviembre de 2020, pocos meses antes de fallecer. Había pasado por los lugares más inhóspitos, desde el cartel de Sinaloa hasta las entrañas de la mafia siciliana. Pero este periodista de raza no ha sobrevivido a las fauces de los terroristas, en Burkina Faso.

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha confirmado este mediodía que los españoles asesinados en el país africano son David Beriáin y su cámara Roberto Fraile. Estaban rodando un reportaje sobre la caza furtiva en Burkina Faso cuando fueron asaltados por un grupo de varios hombres armados. 

David Beriáin Amatriáin nació en la localidad navarra de Artajona en 1977 y en él despertó desde bien joven la vocación de periodista intrépido. Lo suyo no eran las redacciones de los periódicos, sino el lugar donde estaba el peligro. Con 25 años cruzó las montañas del norte de Irak en el doble fondo de un camión, para cubrir la guerra. Fue su inicio como periodista de guerra, que le llevó a Afganistán, Sudán, Pakistán y Colombia. 

A partir de entonces, David se forjó una exitosa trayectoria visitando lugares donde nadie conseguía llegar, como los campamentos de las FARC en Colombia, en 2008, y el nido de la serpiente de los talibanes, en Afganistán, en 2009. Más tarde se especializó en los bajos fondos del mundo criminal, fruto de lo cual salió la serie Clandestino. Estos son los 5 lugares más peligrosos a los que sobrevivió el periodista asesinado en Burkina Faso.

1. El cartel de Sinaloa

Trabajando con DMAX en la serie de reportajes Clandestino, David se adentró durante tres meses en el cartel de Sinaloa, en México. Se trata de los narcos más temidos en todo el mundo, y el periodista navarro estuvo conviviendo tres meses con ellos y siguiendo la ruta de la droga desde la sierra de Sinaloa hasta las calles de Estados Unidos.

Fue el 8 de enero de 2016, y David quiso retratar ese mundo «porque es el negocio que lo mueve todo». Y lo consiguió, aunque no sin antes entrevistarse con los capos y pactar unas condiciones. Durante todo el proceso, e incluso cuando ya había vuelto a Madrid, no dejaron de amenazarle: si revelaba alguna identidad, le matarían.

2. Con los talibanes

En 2001, David trabajaba como redactor en La Voz de Galicia cuando se produjeron los atentados del 11-S. El periodista había leído algo sobre los talibanes y Al-Qaeda, y sus jefes le mandaron a Afganistán con las tropas españolas. Allí entrevistó a líderes terroristas y jóvenes suicidas. Luego volvió seis meses más al país. La última, para grabar el reportaje «Afganistán: españoles en la ratonera», en la que trataba de entender qué pensaban los talibanes que atentaban contra las tropas españolas.

De toda aquella experiencia en Afganistán, David sacó una conclusión muy valiosa: «La gente no entiende que un periodista navarro se cruce medio mundo para jugarse la vida por contar una historia. La mayoría piensa que eres un espía, de los servicios secretos».

3. En España

David se dio cuenta de que no era necesario recorrer miles de kilómetros para entrevistarse con sicarios y asesinos. Lo consiguió «sin salir de un radio de 5 kilómetros alrededor de mi casa, en Madrid». De esta experiencia salió Clandestino en España, donde se infiltraba en las mafias más peligrosas de la droga y la prostitución en nuestro país.

Ël mismo explicó que «España es la puerta de entrada de la mayor parte de la cocaína que llega de América Latina, el hachís del norte de África y de la inmigración clandestina, es el principal producto y exportador de marihuana, uno de los lugares de descanso de la mayor parte de las mafias internacionales y el tercer país en consumo de prostitución del mundo».

4. La mafia albanesa 

Una de las experiencias más extremas por la que pasó David fue descubrir la sed de venganza de la mafia albanesa. En «Albania, mafia y venganza», el periodista se adentraba en el tráfico de armas, drogas y personas de la mafia albanesa, una organización hermética formada por clanes familiares y regidas por un código ancestral de honor y venganza.

Durante el periplo, David asistió a un descargue de la droga y entró en casa de los capos, que le explicaron cómo funciona el negocio. Uno de los momentos más duros fue la entrevista a un sicario fugitivo, amenazado de muerte y obligado a ganarse la vida matando. 

5. La mafia siciliana

David confesó en alguna ocasión que en realidad era «bastante cobardica», pero siempre le gustaba ponerse retos. Uno de los más ambiciosos de su carrera fue conocer desde dentro la realidad de las tres mayores mafias italianas. Entre ellas la Cosa Nostra siciliana, donde conocer cómo viven y cómo operan los miembros de estas organizaciones ilegales.

También hizo lo propio con la mafia Ndrangheta, en Milán, y la Sacra Corona Unita, en Puglia. Todas esas experiencias conformaron tres especiales de la serie Clandestino, y le sirvieron a David para ver lo integradas que están las mafias en las estructuras del Estado.