Montaje con fotos de David y Andrés Velasco

David y Andrés, los dos primos que han muerto en el derrumbe de un colegio en España

Andrés tenía 39 años y era padre de cuatro hijos, mientras que David tenía 40 y deja a cinco hijos huérfanos

Andrés Velasco Díaz, de 39 años, y David Velasco Velasco, de 40, son los dos víctimas mortales del derrumbe de un colegio ayer en Gijón. Los dos eran primos y arellanos de nacimiento, aunque ahora vivían en Mieres. Andrés deja cuatro hijos huérfanos de padre, mientras que David tenía cinco hijos. 

Nueve niños se quedaron sin padres ayer, en la víspera de reyes, por el trágico suceso. La desgracia de esta familia podría haber sido aún mayor, porque el suegro de David, Vicente, también estaba en la obra aunque salió ileso. El otro obrero afectado es el ceutí Kamel. 

El derrumbe del colegio San Vicente de Paúl se produjo ayer al mediodía, en el forjado de la terraza ubicada en la azotea del edificio. Inicialmente se informó de que dos obreros que trabajan en el interior habían resultado heridos. Luego se hallaron los cuerpos sin vida de dos trabajadores, los primos Andrés y David.

Ilusionado con sus hijos

“Mamá, mañana vamos con los críos a ver a los Reyes”. Son las últimas palabras que Andrés dijo a su madre, Mari, el día antes de morir bajo los escombros. Estaba lleno de ilusión por lo que era el centro y pilar de su vida, sus cuatro hijos, que esperaban con ansias la llegada de sus majestades.

Imagen del techo de la escuela de Gijón que se ha derrumbado
Imagen del colegio que se derrumbó ayer en Gijón | Europa Press

En el valle allerano, donde se crió David, la noticia ha provocado un profundo dolor. Le recuerdan con su sonrisa de niño corriendo por las calles: “Era un garbancín, todo el mundo lo quería”. Los vecinos del municipio hablan de él como un chico “muy simpático” y rememoran anécdotas entre lágrimas.

“Cuando el maestro salía a la puerta de la escuela para que entraran en clase, él siempre corría por el patio para escaparse”, explica una vecina en La Nueva España. Era, dice, “el más simpático de los parvulitos”. Su muerte ha causado un gran vacío también en el pueblo donde echó raíces, Mieres.

Se llevaban muy bien

La familia de David se trasladó a Mieres hace décadas. Perdió a su padre cuando era muy pequeño, y hace algunos años tuvo que afrontar también la pérdida de su madre. Los grandes pilares de su vida eran ahora sus cinco hijos y su pareja, María, madre de los dos más pequeños.

María estuvo ayer a las puertas del colegio junto a los familiares de los obreros afectados por el derrumbe. Aguardaba con un hilo de esperanza lo que, a medida que pasaban los minutos, parecía cada vez más un milagro. Primero comunicaron la muerte de Andrés, y luego la de su primo David.

Imagen del colegio de Gijón, en Asturias, que se ha derrumbado esta mañana
Colegio de Gijón | Google Maps

“Eran muy buenos y muy queridos, se llevaban muy bien los dos”, murmulló la mujer rota de dolor. Según explicó ella misma, los dos se dedicaban desde siempre a la construcción. Y desde hacía pocos meses habían entrado a trabajar en esta nueva empresa constructora, que se encontraba realizando las obras en el colegio.

Dos currantes de la construcción

Andrés fue uno de los últimos que entró a trabajar en la constructora gijonesa Solarina. Allí le recuerdan como “un currante, un tío extrovertido” y, sobre todo, como una persona “muy buena”. En la empresa trabajaba junto a David, que ya llevaba un tiempo allí y junto con el cual ha encontrado la muerte.

Andrés pasó su infancia en Aller, y sus vecinos le recuerdan “jugando al balón o al tres marinos a la mar en las noches de verano”. Formaba parte de una familia muy bien avenida y muy querida en el municipio. Estaba muy unido a su madre, que nunca podrá olvidar sus últimas palabras horas antes de morir.

Mari estaba también en los aledaños de la escuela, esperando no recibir la noticia que nadie quería escuchar.  Finalmente llegó, Andrés había muerto, y entonces recordó sus últimas palabras ilusionado por llevar a sus hijos a la Cabalgata. “Mira qué reyes nos han quedado”, pronunció la mujer resignada.