Hugo y Diego Kau, los hermanos desaparecidos de Jerez de la Frontera

Aparecen Diego y Hugo, los hermanos de 12 y 14 años secuestrados en España

La madre los ha entregado en un juzgado de Sevilla después de llevárselos para que su padre no les vacunara

El caso se difundió hace algunos días y llamó la atención por su rareza: dos hermanos de 12 y 14 años habían desaparecido en Jerez de la Frontera (Sevilla). Diego y Hugo fueron secuestrados por su propia madre, Cristina. La razón no era otra que impedir que los niños fueran vacunados.

Cristina Mariscal Copano, de 46 años y desaparecida junto a sus hijos desde el 16 de diciembre, acaba de entregar a los niños en un juzgado. Los niños están bien, y su padre David ya está en camino para recogerlos. Así finaliza esta desaparición, la primera vez en España que un progenitor se lleva a sus hijos para evitar que se vacunen.

David Kau había recibido una autorización judicial para administrar a sus hijos la vacuna contra el coronavirus. Pero su exmujer y madre de los niños se los llevó, y el progenitor denunció su desaparición. Desde entonces la policía los estaba buscando, pero no han aparecido hasta ahora.

El giro radical de Cristina

Cristina Mariscal es diplomada en Magisterio y licenciada en Química, y tiene un trabajo estable como probadora de software para empresas. En principio, nada hacía pensar que podía tomar una decisión tan drástica. El 16 de diciembre huyó con sus dos hijos para evitar que fueran vacunados.

Montaje de fotos de los hermanos desparecidos en Jerez de la Frontera, Hugo y Diego Kau
Hugo y Diego, primer caso de sustracción parental relacionado con las vacunas | La Noticia Digital

Cristina y David rompieron hace diez años, y desde entonces su carácter cambió de forma radical. Empezó a interesarse por ritos chamánicos, dejó de usar tintes para el pelo y crema solar y estudió los efectos de un alucinógeno. El último paso lo dio a raíz de la pandemia, cuando se metió en el movimiento antivacunas.

De la noche a la mañana, Cristina se convirtió en una naturalista radical. Al mismo tiempo, en su entorno aseguran que empezó a desatender a sus hijos y que estos “no comían bien”. Los niños no comían pescado ni carne, porque los consideraba alimentos contaminados.

El hombre detrás de todo

Así fue como Diego y Hugo empezaron a estar más delgados y pálidos. Pero nadie podía sospechar que se convertirían en el primer caso de menores sustraídos para evitar que se vacunen. El origen de todo, según revelaron fuentes del entorno en El Mundo, es la actual pareja sentimental de Cristina, Juan Carrasco Bohórquez. 

Tras jubilarse, este hombre de más de setenta años vendió su empresa y se marchó a la selva amazónica. Allí era copropietario de una sociedad offshore y frecuentaba grupos indígenas. Además era un seguidor de los Illuminati, una sociedad secreta de ricos y poderosos para controlar el mundo.

Montaje con fotos de la madre, el padre y los dos niños
Cristina, a la izquierda, y David Kau a la derecha, con sus dos hijos | La Noticia Digital

Ya de vuelta a Andalucía se instaló en un chalet campestre donde meditaba en soledad junto a un huerto ecológico. Incluso aseguraba ser capaz de curar enfermedades con la imposición de manos. Varias personas aseguraban haber visto a Cristina con los niños en la finca, pero después desaparecieron.

Los buscaron en casa de Juan

La Guardia Civil buscó a los menores en casa de Juan pero no los encontró. La madre había escapado con ellos para evitar que su padre los vacunara. Hacía dos meses que un juez le había otorgado la patria potestad a él para el fin concreto de la vacunación.

David Kau, el padre de los niños, es un informático de Sevilla que denunció a su mujer por sustracción de menores. La madre se había puesto en contacto con él mediante un burofax asegurando que no entregaría a los menores. También se negaba a llevarlos al colegio “para evitar que los vacunen contra cualquier enfermedad, especialmente la Covid-19”.

El gran temor de los investigadores es que la madre pudiera haberlos sacado del país, en alguna de las propiedades que Juan tiene en Andorra, Londres y Uruguay. Finalmente se descartó esa opción. Según la investigación, los menores no sufrieron ningún tipo de maltrato durante su cautiverio.