Damaris apareció inconsciente sobre unos cartones, atada de pies y manos, en el piso de su violador y asesino. La menor, de solo 3 años, desapareció el 12 de abril y horas después fue hallada con graves lesiones. La llevaron al hospital, donde confirmaron que había sido torturada y violada.
Los hechos ocurrieron en la ciudad peruana de Chiclayo, y han causado una profunda indignación social. Juan Antonio Enríquez, al que ya todos conocen como ‘el monstruo de Chiclayo’, no tuvo ningún reparo en reconocer su culpabilidad. Además relató con escalofriante frialdad todo lo ocurrido.
La gente se ha echado a las calles para pedir justicia, reclamando incluso la pena de muerte para el acusado. Por su parte, el Gobierno ha propuesto introducir la castración química para los violadores infantiles. La medida será debatida en el parlamento y podría entrar en vigor próximamente.
La secuestró y la violó
Juan Antonio Enríquez, un hombre de 48 años, aprovechó un despiste de los padres para secuestrar a la niña en plena calle. La subió a su coche y la llevó hasta su piso, ubicado en la segunda planta de un bloque de pisos. Allí torturó y violó a la menor hasta dejarla inconsciente.
Los padres denunciaron la desaparición de su hija a las autoridades y pidieron la ayuda de todos para encontrarla. Por favor, ayúdenme a correr la voz, mi hija ha desaparecido y no puedo encontrarla”, decía el padre. También especificaba que “se la llevó un coche azul aquí, en la avenida Lora”.
Las cámaras de seguridad captaron el momento del secuestro y permitieron identificar el coche del secuestrador. Al ser preguntado por los hechos, Enríquez reconoció haberse llevado a la niña y dio la ubicación de donde estaba. Cuando llegaron encontraron a la menor atada de pies y manos.
La confesión del asesino
Llevaba ahí 15 horas y se encontraba en estado de shock y con lesiones muy graves que, finalmente, acabaron con su vida. En el hospital confirmaron los peores presagios: la niña había sido torturada y violada. Los médicos consiguieron estabilizarla, y afortunadamente quedó fuera de peligro.
Una vez en comisaría, el autor de esta brutalidad confesó los hechos y explicó lo ocurrido. “Me la llevé a mi casa, con la finalidad de violarla porque me encontraba borracho”, relató ante la policía. “La llevé hasta mi dormitorio y es ahí donde en el acto sexual la filmé con mi celular”, añadió.
Según contró, ató a la niña para que no escapara y decidió “ocultarla en el segundo piso de mi vivienda”. Su intención era, posteriormente, “dejarla abandonada en una calle o en algún lugar alejado”. El juzgado de instrucción decretó nueve meses de prisión preventiva para ‘el monstruo de Chiclayo’.
Estallido de indignación
La violación de una niña de 3 años ha provocado un incendio social en Perú, con estallidos violentos en las calles. Los manifestantes piden la pena de muerte para el ‘Monstruo de Chiclayo’, e incluso prendieron fuego a su casa. “Los niños no se tocan” y “justicia para Damaris” eran los lemas principales.
Las autoridades también se pronunciaron al respecto, y el Gobierno planteó abiertamente la castración química obligatoria para violadores. Una medida polémica, ya que según algunos expertos es una solución ineficaz. “Es una medida ineficiente como método preventivo contra los delitos contra la libertad sexual”, dicen.
El horizonte penal del ‘Monstruo de Chiclayo’ apunta a una condena de por vida. En este sentido, las organizaciones han recordado que “ya tenemos las máximas penas en Perú, como la cadena perpetua”. El Gobierno ha optado finalmente por trasladar el debate al parlamento, y que allí se tome la decisión.
Le quemaron la casa
Los vecinos del distrito donde ocurrieron los hechos se mostraron indignados y se tomaron la justicia por su mano. Decenas de personas atacaron la casa del detenido con piedras y palos, y prendieron fuego a la vivienda. Además hubo un intento de linchamiento en la comisaría donde se encontraba detenido.
La fiscalía confirmó que ha iniciado diligencias contra Enríquez y que se enfrenta a una pena de cadena perpetua. Contemplando la gravedad del delito y el riesgo de fuga del detenido, la justicia ordenó su inmediato ingreso en prisión provisional. Las autoridades mostraron su indignación ante el caso.
“La inseguridad y violencia en las calles se ha cobrado una nueva víctima”, afirmó la vicepresidenta Dina Boluarte. Pidió “que se ejerza todo el peso de la ley contra el agresor”, y mostró “todo nuestro apoyo” a la familia de la víctima. La niña se recupera mientras tanto de las heridas físicas y psicológicas.