Pedro Sánchez durante un discurso con unos árboles de fondo

Crisis de Gobierno: lo que prepara Pedro Sánchez para los próximos meses

La salida de Pablo Iglesias ha traído la unidad y estabilidad necesarias para afrontar un cambio tranquilo de ministerios

En solo 16 meses, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha tenido que enfrentar a una pandemia y a la peor crisis económica que se recuerda. La situación ha desgastado al primer gobierno de coalición de la historia reciente de España, y exige cambios para llegar al final de la legislatura con garantías.

Las elecciones madrileñas del 4-M han sido la estocada final a un gobierno debilitado por las disputas internas. Pero si algo hay claro en el PSOE es que van a llegar hasta el final: «Nos quedan 32 meses de legislatura y los vamos a aprovechar. Sólo hay dos formas de acabar con el Gobierno de coalición, que Sánchez tire la toalla y convoque elecciones o una moción de censura. Ambas son imposibles».

Los más optimistas en el Gobierno ven como el descenso de contagios y el avance de la vacunación abren un nuevo escenario de recuperación económica. La consigna es resistir en el Gobierno hasta las próximas elecciones generales, en 2023, a pesar de todos los problemas que puedan aparecer como la crisis migratoria en Ceuta y Melilla. 

Ha sido precisamente la crisis migratoria lo que ha dado un nuevo chute de autoestima al Gobierno. Tras la debacle electoral en Madrid, que fue recibida como «una puñalada en el costado con varias trayectorias», la rápida reacción y la unión en el seno del Gobierno han renovado su prestigio. En cuestión de horas movilizaron al Ejército y Pedro Sánchez canceló todos sus compromisos para trasladarse a Ceuta.

«Era muy importante que el Gobierno actuara en esta crisis completamente unido, y así ha sucedido», aseguran fuentes gubernamentales en El Mundo, y dan la clave del cambio: «Desde el primer momento, Yolanda Díaz se mostró dispuesta a ayudar colaborando con el resto de los ministros, y a controlar los portavoces de Podemos que podían haber dado guerra con un asunto tan delicado». 

En el PSOE no tienen ninguna duda que con Pablo Iglesias aún en el Gobierno, el tema de Ceuta se les habría ido de las manos. Por el contrario, la nueva líder de Unidas Podemos hizo hincapié en la buena atención a los menores e impidió que el sector más radical de Podemos aprovechara para criticar al rey o hacer bandera del Sáhara Occidental. 

El éxito del Gobierno en la primera gran crisis tras la salida de Pablo Iglesias invita al optimismo en Moncloa: a partir de ahora, creen que todo será diferente y la coalición podrá funcionar por fin como un solo gobierno. 

Crisis de Gobierno a la vista

Sin Pablo Iglesias en el Gobierno, la estabilidad permitirá provocar la crisis de gobierno que Pedro Sánchez planea desde hace tiempo. Consciente de que tiene que hacer cambios para afrontar lo que queda de legislatura, Sánchez piensa en recortar algunos ministerios y cambiar a los ministros más desgastados por gente de perfil técnico y cualificado. La intención es vender la imagen del Gobierno de la recuperación económica.

«Todos los presidentes, menos Rajoy, hicieron una crisis a mitad de la legislatura para tomar impulso», aseguran en el Gobierno, y ven «lógico y normal» que tras los problemas que han tenido que afrontar haya una reestructuración. En realidad, más allá de la entrada de Podemos, el Gobierno de Pedro Sánchez es una continuación del Ejecutivo en funciones tras la moción de censura. «Hay que darle una vuelta y tenemos tiempo para intentar bajar la presión y no quemarnos con iniciativa que crean tensión», aseguran.

La última encuesta da al PP y a Vox la mayoría absoluta, pero en Moncloa están seguros que en los próximos 32 meses pueden dar la vuelta a la situación. Ven en el PP una gran ansiedad para que haya elecciones anticipadas, pero en el PSOE tienen claro que no sucederá: «Pueden esperar sentados». El plan es seguir hasta 2023 con las mismas alianzas parlamentarias pero con un Gobierno renovado y reforzado.

Los ministros en la cuerda floja

La reestructuración del Gobierno podría llegar en septiembre, con el arranque del nuevo curso político y la vacunación avanzada. Será el momento ideal para reducir el tamaño del Ejecutivo y hacer algunos cambios de nombres. El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, sería el primero en caer por los escándalos que le vienen persiguiendo desde hace un año. Pero detrás suyo vendrían otros ministros desgastados, como la ministra de Educación, Isabel Celaá, y el de Universidades, Manuel Castells.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, también están en el punto de miro, pero esto es más delicado porque abriría la caja de los truenos entre PSOE y Unidas Podemos. De momento no suena ningún nombre para los nuevos cargos, pero la estrategia del presidente es promocionar expertos jóvenes que den prestigio al Gobierno.