La Audiencia Provincial de Murcia juzga desde ayer el complejo caso de María Dolores Sandoval, cuyo cuerpo sigue sin aparecer. El principal acusado de su desaparición, Agustín, ha reconocido hoy haberla descuartizado. Sigue manteniendo que cuando llegó a casa la mujer ya estaba muerta.
María Dolores Sandoval, de 54 años y madre de tres hijas, desapareció en Cartagena en diciembre de 2018. La investigación situó a su pareja Agustín, un hombre de 60 años, como principal sospechoso de su desaparición. Agustín confesó los hechos en octubre de 2019, pero el cuerpo nunca ha sido encontrado.
La Fiscalía y la acusación sostienen que Agustín acabó con la vida de María Dolores, y después se deshizo del cuerpo. Piden para él 15 años de cárcel por homicidio más cinco meses por profanación de cadáver. El acusado contó ayer su versión ante el jurado popular con una absoluta frialdad.
Cuenta cómo la descuartizó
“Al llegar del trabajo la encontré muerte, me invadió el pánico y la descuarticé”. Es la versión que hoy ha vuelto a ofrecer Agustín ante el jurado popular con una pasmosa tranquilidad. El acusado ha especificado que la cortó en pedazos “con un serrucho mecánico” y metió los trozos “en bolsas de plástico en un arcón congelador”.
El cuerpo de la víctima sigue en paradero desconocido aunque a fecha de hoy se la da por muerta. Esto es clave en el horizonte penal del acusado, porque la ausencia del cadáver impide conocer su final. De hecho, el magistrado ya advirtió en arranque que será “un juicio duro” debido a esta circunstancia.
Nueve hombres y mujeres tendrán que juzgar este crimen sin cadáver, con la dificultad que eso conlleva. El acusado se mantiene en sus trece y asegura que no mató a la víctima, sino que solo la descuartizó y se deshizo de los restos. En su declaración ha afirmado que lo hizo ante el temor de que lo culpasen de su muerte.
La versión de Agustín
“Llegué del trabajo y me la encontré tirada en la cama”, ha relatado, “no respiraba y llevaba vómito encima”. A continuación ha asegurado que “me invadió el pánico y no sé por qué actué de esa manera”. “Sentí que me iban a echar a mí las culpas”, ha añadido para justificar sus actos.
Con esta estrategia, Agustín pretende asumir solo el segundo de los delitos que conlleva una pena de cinco meses de cárcel. Pero no reconoce el peor de los delitos, el de homicidio, que le dejaría 15 años sin libertad. Eso sí, Agustín no ha escatimado detalles al explicar cómo descuartizó a su novia.
“Yo sólo sé descuartizar conejos, lo hice por intuición”, ha aclarado, antes de proceder al escalofriante relato. Según el fiscal, Agustín mantenía una relación de dominación sobre la víctima, a la que apenas dejaba salir de casa. Él lo ha negado y ha afirmado que “tenía tanta libertad o más que yo”.
Versiones contrapuestas
La defensa reitera que no hay pruebas del delito de homicidio: “no se puede condenar por un hecho no demostrado”. Pero la acusación contraataca diciendo que todas las versiones de Agustín “son crueles y carecen de toda lógica”. La Fiscalía, por su parte, no tiene “ninguna duda de que el acusado la mató”.
El fiscal se ha dirigido al jurado para recordarles que Agustín “no ha colaborado nada” y que “dijo a la Policía que nunca les diría dónde está el cuerpo”. En su relato ha establecido que los dos se conocieron en un centro de desintoxicación. “Ella pensaba que iba a ser su salvador, y acabó siendo su verdugo”, ha añadido.
La primera confesión del acusado y la sangre hallada en el domicilio parecen dejar claro que hubo una muerte violenta. María Dolores Sandoval desapareció el día de Navidad de 2018 en Barrio Peral, Cartagena. Poco después detuvieron a su pareja, que está en prisión provisional desde entonces.
‘Por el hecho de ser mujer’
En su escrito de conclusiones, el fiscal asegura que “el procesado mantenía una relación de dominación sobre la víctima”. Esto, “hasta el punto de aislarla paulatinamente de su familia e impedir que se relacionara con el entorno”. Asegura que “consiguió huir de la vivienda en alguna ocasión aprovechando que el acusado no estaba”.
Según esta versión, el procesado “mató a la víctima en una fecha indeterminada posterior al 21 de diciembre de 2018”. Lo hizo “en el domicilio donde ambos residían “por el hecho de ser ella una mujer” y “tras varias discusiones”. El origen estaría en las sospechas de que ella le estaba siendo infiel con otra persona.
Por todo ello, considera que Agustín es el autor de un “crimen machista” y reclama una indemnización de 47.000 euros para cada uno de los hijos de la víctima. Está previsto que el juicio se lleve a cabo a lo largo de seis sesiones. Después, el jurado tendrá que tomar una decisión en este caso tan complejo.