El Gobierno de coalición se ha convertido en una auténtica tortura para Pedro Sánchez, que va de incendio en incendio. La escalada de tensión entre PSOE y Podemos por la reforma de las pensiones y la ley trans ha deteriorado una situación que se complica por el intento de ambas fuerzas de diferenciar sus proyectos en la recta final de las elecciones en Cataluña.
Este domingo los catalanes votarán en una de las elecciones más igualadas e inciertas que se recuerdan. Por primera vez en muchos años, los socialistas llegan a la cita con posibilidades reales de ganar las elecciones gracias al «efecto Illa», mientras que la marca de Podemos en Cataluña, En Comú Podem, se desinfla en las encuestas.
Con independencia de las posibilidades reales que tenga Illa de gobernar en Cataluña, los sondeos dejan algo claro: el PSOE arrebatará la hegemonía de la izquierda no independentista en Cataluña a Podemos. Y eso pone nervioso al sector de Pablo Iglesias, empeñado en evitar la sangría de votos en España marcando perfil social frente al PSOE.
La disputa de la hegemonía de la izquierda, cuyo primer ensayo serán las elecciones de este domingo, ha disparado la tensión en el seno del Gobierno. La estrategia de Podemos de sacar los trapos sucios en público para presionar a los ministros socialistas se ha reforzado estos días con todo tipo de acusaciones cruzadas, puyas y zancadillas.
La difícil convivencia de los dos sectores se había agudizado por las disputas en torno a la ley de la vivienda, la reforma de las pensiones y la nueva legislación para los colectivos LGTBI. Pero la campaña electoral en Cataluña lo ha acabado de embarrar todo, y la gota que ha colmado el vaso han sido las declaraciones de Pablo Iglesias sobre los presos catalanes.
El último incendio de Pablo Iglesias
La última encuesta del CIS da a Salvador Illa como ganador en votos con un 23,7%, mientras que En Comú Podem sería la cuarta fuerza más votada, con un 8,9%. El increíble aumento de Illa, que además es el candidato mejor valorado en las encuestas, contrasta con la caída de un punto en la formación morada. Lo cual ha obligado a Pablo Iglesias a apretar el acelerador.
El líder de Podemos causó un auténtico terremoto este lunes al cuestionar «la plena normalidad política y democrática en España» por la situación de los presos y fugados catalanes. Unas afirmaciones que se suman a la reciente polémica por haber comparado a Carles Puigdemont con los exiliados republicanos, y que tiene a los socialistas indignados.
Los ministros socialistas consideran que las palabras de Iglesias dan armas al PP justo en su peor momento por el escándalo de la confesión de Bárcenas sobre la caja B. Ciertamente, Pablo Casado ha visto en las declaraciones de Iglesias una válvula de escape para desviar la atención, algo que en el PSOE ha causado un gran enfado ya que consideran que el líder de Podemos está dañando al Gobierno con fines puramente electoralistas.
Esta vez han decidido no callar y, con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina y en pleno pulso dentro del Gobierno, la portavoz y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, le ha parado los pies a Pablo Iglesias: «Evidentemente, España es una democracia plena y consolidada, y nadie puede dudar de la calidad de la democracia en España».
En el PSOE son conscientes que la polémica desautoriza la estrategia de Pedro Sanchez de desgastar al líder de la oposición, Pablo Casado. Porque solo unos días después de que Sánchez le cantara las cuarenta en el Congreso por su «tener menos sentido de Estado que Vox», ahora Casado tiene argumentos para decirle a Sanchez que, si no cesa inmediatamente a Iglesias, «será cómplice y responsable de lo que su vicepresidente dice contra España».
Una nueva etapa tras los presupuestos
En medio de la polémica aparece la iniciativa para cambiar los delitos de injurias a la Corona y a los símbolos del Estado. Pero aquí también existen diferencias, porque el PSOE quiere que estos delitos pasen a ser sancionados por la vía civil, mientras que Podemos va más allá y quiere eliminarlos directamente del código penal. Además, Podemos defiende que la iniciativa legislativa es suya aunque se la haya atribuido el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo.
En todo caso, un ingrediente más para la ensalada de reproches y tretas entre unos y otros, en una situación de campaña electoral que puede ser el principio del fin para la coalición de Gobierno en España. Porque hasta la aprobación de los presupuestos, la gran preocupación de Sánchez era pacificar a las dos partes para mantener al Gobierno en pie. Pero una vez aprobadas las cuentas y los fondos de recuperación en el saco, empieza una nueva etapa marcada por la lucha por la hegemonía de la izquierda en España.