Ya han pasado dos años desde que el coronavirus llegó a España. La pandemia ha cambiado nuestras vidas por completo, y a pesar de los múltiples comunicados de los expertos diciendo que cada vez estamos más cerca del final, nadie lo ve claro.
Tras infinidad de estudios para averiguar todo acerca del virus, nadie ha conseguido una respuesta certera. Por lo tanto, esta enfermedad sigue siendo un misterio para el ser humano.
Los científicos siguen investigando no solo el origen del coronavirus, sino también sobre el supuesto animal intermedio en el que mutó un coronavirus de murciélago para infectar al ser humano.
La pandemia del coronavirus está siendo una verdadera incógnita
En otras pandemias muy similares, el reservorio fue encontrado mucho más rápido. Por ejemplo, el SARS (síndrome respiratorio agudo grave), se originó en noviembre de 2002 en China, y tan solo siete meses después descubrieron que eran las civetas el animal intermedio. No obstante, el murciélago que contenía el coronavirus no fue descubierto hasta finales del 2017.
Por otro lado, el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), que estalló en abril de 2012 en Arabia Saudí, fue hallado en camellos de Omán durante el verano de 2013. Los murciélagos que tenían dicho coronavirus también fueron encontrados ese mismo año.
Sin embargo, en el caso del coronavirus actual, causante de la reciente pandemia, no han descubierto aún cuál ha sido el intermediario, y eso que se han inspeccionado 80.000 animales. Ni el reservorio intermedio ni los murciélagos que podrían portarlo.
El laboratorio de Wuhan puede esconder otros secretos
A medida que pasa el tiempo, los contagios siguen creciendo, además de las especulaciones acerca del virus. Y es que los expertos han pedido ahora una investigación profunda a uno de los laboratorios de Wuhan, acusado de una posible fuga.
La ciudad donde se originó el coronavirus, es la que experimenta con la mayor colección mundial de dicho virus de murciélago. Asimismo, las autoridades chinas negaron a la OMS indagar más en el asunto, haciendo creer a la población mundial que la causa de la enfermedad viene de alimentos congelados del extranjero.
Esta última información no ha sido muy apoyadas por la mayoría de expertos internacionales, que creen que el detonante de la pandemia pudo ser un escape de laboratorio. El director general de la OMS, el doctor Tedros, ha defendido esta opinión y reclama un análisis exhaustivo en dicha línea.
La técnica de la "genética inversa"
De entre los profesionales que reclamaban esta investigación, destacan dos presentes en Wuhan. Ellos son Ralph Baric, eminencia de la Universidad de Carolina del Norte que ha colaborado con el Instituto de Virología de Wuhan, y la experta en coronavirus de murciélago Shi Zhengli.
Ambos lograron publicar un estudio en el que el experto empleó su técnica de "genética inversa". Esta consiste en dar vida a un virus a través de su ADN y manipularlo, con el objetivo de crear un nuevo coronavirus. A través del experimento, consiguieron cultivar en el laboratorio el SHC014, otro coronavirus de murciélago muy parecido al que todos conocemos.
Según otro balance publicado por la revista MIT Review, este "virus quimera" fue inyectado directamente en células humanas y demostró una "robusta reproducción". Esto justificó que en la naturaleza hay diferentes coronavirus que pueden contagiar al ser humano sin necesidad de la presencia de un animal intermedio.
La técnica de "genética inversa" fue muy criticada por la creación artificial de un nuevo virus. "El único impacto es la creación, en un laboratorio, de un nuevo riesgo natural", afirmó Richard Ebright, biólogo molecular de la Universidad de Rutgers.
8 clones del virus
Shi Zhengli, acompañada de Peter Daszak, zoólogo y presidente de EcoHealth Alliance, creó 8 clones del virus WIV1, de los cuales dos "se reprodujeron bien" en células.
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Este hecho fue juzgado duramente, ya que realizaron las pruebas en un laboratorio que, según Richar Ebright, tiene la misma seguridad que "la consulta de un dentista estadounidense".
Tras los múltiples ensayos para intentar frenar la pandemia del coronavirus, lo único cierto es que la población mundial sigue atormentada. Solo queda esperar a que, de una vez por todas, logramos eliminar la enfermedad de nuestras vidas.