La COVID-19 es uno de los temas que se encuentran actualmente en la palestra por la situación tan complicada que está viviendo toda la sociedad. Los genes podrían influir en el curso de la enfermedad que ha puesto en alerta al mundo entero.
El coronavirus se ceba en su mayoría con los grupos más vulnerables, personas de edad avanzada o con patologías previas, pero ser joven y estar en buena forma no garantiza librarse de la enfermedad. Así lo ha sentenciado la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta organización ha avisado de que hay un número significativo de jóvenes que han fallecido por el COVID-19 y que se desconocen los motivos concretos por el momento. Tampoco se sabe con toda seguridad por qué este virus se manifiesta de formas tan diversas convirtiendo así en sus pacientes en sintomáticos o, por el contrario, en asintomáticos.
Las manifestaciones son de lo más variadas y los últimos síntomas engloban desde problemas gastrointestinales y dermatológicos, pasando por pérdidas de olfato y gusto, hasta neumonías severas de carácter bilateral que pueden derivar en la muerte del paciente.
Una de las posibles explicaciones que barajan los expertos tiene que ver con la existencia de una inmunidad cruzada por exposición previa a otros coronavirus que causan el resfriado común.
La carga viral a la que ha estado expuesta una persona también parece ser crucial e incluso existen estudios sobre el posible papel de la microbiota intestinal en el curso de la infección por SARS-CoV-2.
Los genes podrían determinar el transcurso de la enfermedad
Algunos científicos e investigadores sospechan que los genes de cada persona podrían jugar un papel relevante en esta enfermedad. Pequeñas diferencias individuales en el genoma podrían influir en el desarrollo de este virus y en su gravedad. De confirmarse esta hipótesis, identificar los cambios en el ADN de los individuos genéticamente más susceptibles permitiría adoptar medidas más severas de prevención para ellos.
Además, señalan que hay candidatos genéticos que apuntan maneras como el ACE2, que usa el virus SARS-Cov-2 para entrar en la célula.
No hay que olvidar tampoco a los genes HLA. Su lectura podría dar información suficiente sobre el control de la infección por parte del organismo.
A pesar de todo, la genética suele dar sorpresas inesperadas y para tener una visión completa se necesita estudiar todo el genoma. Con este objetivo han surgido más de un centenar de iniciativas públicas y privadas dispuestas a identificar las variaciones en el ADN que predisponen a sufrir este COVID-19.
Una de ellas, española, está liderada por Ángel Carracedo- del grupo de Medicina Geonómica de la Universidad de Santiago de Compostela- y Pablo Lapunzina- del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras-. Ambos estudiarán alrededor de 8000 pacientes españoles y de América Latina infectados por este asolador virus.