Pedro Gullón es vocal de la Sociedad Española de Epidemiología y opina que para abrir el confinamiento será necesaria una caída sostenida de los casos y los ingresos en las UCI.
«Están empezando a bajar, pero tendríamos que ver que sucede mucho más rápidez», afirma. Además, ve necesario que los sistemas de salud sean capaces de detectar de forma temprana los casos.
La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) publicó hace unos días un documento que daba las claves para empezar a hablar de desconfinamiento.
«Seguramente los eventos de masas habrán de esperar, pero podrían retomarse actividades productivas que permitan minimizar la probabilidad de infección, además de aliviar el confinamiento extremo de diversos grupos, como los niños», reza el documento.
«El escenario que nos va a permitir tomar medidas de desconfinamiento es la reducción de los casos. Sabemos que el infradiagnóstico es enorme. Ahora estamos en una meseta, pero no vemos que las cifras bajen. Y mientras eso no ocurra, es imprudente rebajar las medidas. No hay base para decir eso, ninguna certeza», avisa Francisco Bolúmar, catedrático de Epidemiología en la Universidad de Alcalá.
Según la Sespas, para tener una cantidad suficiente de población que actué de barrera frente al virus, será vital que pase el Covid-19 un 60% de los españoles. Actualmente, los cálculos estimados cifran el contagio sobre un 15%, si bien hay que esperar cuatro semanas para que se conozca el resultado del estudio realizado por el ministerio de Sanidad.
«Hasta que no alcancemos un nivel de inmunidad alto, tendremos subidas y bajadas y deberemos ir abriendo y cerrando la mano, afinando más los sectores en los que incidir. Se está frenando mucho la transmisión ahora y eso nos permitirá hacer una vigilancia epidemiológica extrema, mirar más caso a caso y sus contactos», apunta Joan Ramon Villalbí, expresidente de la Sespas.
«Creemos que la persona que ha pasado la enfermedad puede ser inmune durante un tiempo, pero no sabemos cuánto ni si este virus mutará», asegura Villalbí. Mientras, Bolúmar aporta un último comentario: «Estos virus tienen una inmunidad imperfecta, no es permanente. Si nos basamos en la que dio el SARS o la gripe, la inmunidad es de algunos meses».