Pese a las peticiones formales de algunas comunidades, en el caso de Asturias, y el planteamiento de otras que ya no descartan hacerlo en los próximos días, el Gobierno sigue firme con su postura de no aprobarlo al menos hasta el próximo 9 de noviembre. Diferentes ministros; como el de Sanidad, Salvador Illa o la ministra portavoz y de Hacienda María Jesús Montero, insisten en la necesidad de esperar el resultado de las últimas medidas adoptadas para frenar la propagación del coronavirus antes de estudiar opciones más severas.
Aun así, eso no significa que los técnicos de Sanidad no estén trabajando para la vuelta del confinamiento en toda España. Pero como ya han planteado otros países como Francia, Reino Unido o Bélgica, este podría ser algo más flexible que el que vivimos la pasada primavera. Y es que aunque muchos dirigentes políticos han seguido defendiendo que es la última a tomar, parece que el resto de restricciones se van agotando y siguen sin conseguir bajar la curva tanto como se desearía.
Este borrador tendría una importante novedad respecto a quién tendría la decisión definitiva sobre un posible confinamiento domiciliario en las diferentes comunidades. A diferencia de lo ocurrido en marzo, el Gobierno de Pedro Sánchez no tiene intención de volver a coger el mando único y como ha pasado con los cierres perimetrales serían los diferentes presidentes autonómicos quiénes decidirían sobre sus territorios actuando como autoridad delegada por el ministerio de Sanidad.
Lo que también parece descarta es que de introducirse una modificación en el actual decreto de Estado de Alarma que recoja un confinamiento total en toda España. Todo apuntan en que se está trabajando para dar un «nuevo instrumento» a las comunidades para que puedan aplicar estos confinamientos más allá del cierre perimetral y los toques de queda nocturno pero siempre según sus propias necesidades.
El Gobierno entiende que ahora mismo la situación pandémica es muy diferente en las diferentes comunidades de España. Es por ese motivo que los diferentes gobiernos autonómicos tendrían libertad para decidir si ven necesaria el confinamiento de toda su comunidad y si este se aplica durante, en principio, 15 días o más tiempo, considerado este el período necesario para observar si una medida contra la expansión de los contagios funciona o no.
Además, otra de las variaciones que podría llevar este nuevo confinamiento en casa tendría que ver con las escuelas. Ahora mismo, la mayoría de voces expertas insisten en el hecho que, al contrario de lo que se hizo en marzo, no sea necesario tener que cerrar los colegios, al menos en la educación infantil, primaria y secundaria. En cambio, sí que estaría previsto que los universitarios o los alumnos de bachillerato si volvieran a las clases on-line, cosa que ya aplican algunas comunidades como Cataluña.
Parece razonable también que de producirse este nuevo confinamiento este no sea tan duro como el de la pasada primavera. No sería extraño que esta vez si se permitiera salir durante algunos momentos del día a hacer deporte o dar paseos, como si permiten y permitieron otros países europeos.
Los datos de los próximos días marcarán la decisión final
La ministra Montero explicaba que «consideramos que hay que adoptar medidas contundentes que eviten situaciones de confinamiento superiores y sean efectivas para frenar el desarrollo de la segunda ola», ha explicado insistiendo en el «decalaje» entre las medidas que se toman y los resultados, como ya se advirtió en la primera ola de la pandemia.
«Ahora los indicadores apuntan que las medidas que hemos ido adoptando que dejarlas proseguir para ver qué impacto real tienen. El Gobierno ni descarta ni confirma en el futuro otras medidas», ha reconocido haciendo hincapié en el «trabajo conjunto» entre el Ejecutivo y las autonomías.