El tabaquismo constituye uno de los principales problemas de salud en España. Representa el 13% de las causas de mortalidad en el país. En términos de cifras, el tabaco causa más de 50.000 muertes al año. Cerca de 250.000 españoles fuman a diario.
Las consecuencias de este fenómeno también causa estragos en la naturaleza. La acción humana de tirar las colillas al suelo supone uno de los principales desperdicios que se acumulan en la 'basuraleza' de las playas españolas.
Los ríos y los embalses también son víctimas de este elemento y ven contaminadas sus aguas por las toxicidades de las colillas. Una sola es capaz de contaminar hasta diez litros de agua y perdurar su efecto durante 7 y 12 años. Hay quienes afirman que en realidad los efectos nocivos pueden llegar hasta los 25 años.
«Unos 4,5 billones de colillas se abandonan cada año en entornos naturales de todo el mundo y una sola de ellas puede llegar a contaminar hasta diez litros de agua, e incluso 50 litros si se trata de agua dulce», asegura el coordinador del Proyecto Libera en SEO/BirdLife, Miguel Muñoz.
A la contaminación visual de un espacio de la naturaleza lleno de colillas, se suma la contaminación medioambiental producida por las 400 sustancias tóxicas que contienen las colillas. Además, la limpieza de los espacios naturales de estas sustancias, la recogida y la gestión de las mismas suponen un importante coste económico para el país.
Un proyecto para salvar el mundo
La ONG conservacionista BirdLife en colaboración con Ecoembes lanzaron una iniciativa hace tres años, llamada Proyecto Libera. Este programa pretende mitigar y paralizar las dañinas consecuencias de los desperdicios desterrados en la naturaleza, etiquetados como 'littering'.
Del mismo modo, Proyecto Libera destina sus esfuerzos a concienciar y movilizar a los ciudadanos sobre la importancia de la limpieza de los espacios naturales mediante la educación cívica, la prevención y la participación de la sociedad en el proyecto.
El 13% de los residuos son colillas
La ONG Ocean Conservancy publicó un informe en el 2017, el año en que se lanzó Proyecto Libera, donde explicaban que las colillas representan un 13% de los residuos que se extraen de los espacios naturales a nivel mundial.
Estos desechos no se descomponen en elementos químicos naturales que la naturaleza pueda absorber. Además, desprenden sustancias altamente perjudiciales para la naturaleza. En palabras de Miguel Muñoz, «las colillas están hechas de acetato de celulosa (un componente derivado del petróleo) y, por tanto, son un material plástico no biodegradable».
Las colillas también están compuestas de nicotina. Esta sustancia posee una capacidad suma de «acabar con la vida», explica el coordinador del Proyecto Libera. Por lo tanto, si vertimos a la naturaleza un elemento 'insecticida' la tierra no será fértil y con ello, surgirá la extinción de ciertas especies.
«Una sola colilla tiene hasta 400 sustancias tóxicas, entre ellas metales pesados, como el cadmio y arsénico, las que más preocupan por sus efectos letales para la flora y fauna de los ecosistemas», alarma Miguel Muñoz.
Continuando en estos términos, los animales que realizan sus funciones vitales en el suelo, como las lombrices, pueden caer envenenadas por la acción de la colilla. El efecto de ello se traduce en la desaparición de las mismas y una alteración en la cadena trófica, tal y como explica el informe 'Colillas en espacios naturales 2018' del Proyecto Libera.
Una app para clasificar los residuos
Los componentes que expulsan las colillas también castigan a los océanos y, por extensión, a las especies marinas. El cadmio desprendido de las colillas es uno de las causas de intoxicación de estos animales que, además, forman parte de la dieta de las personas.
Proyecto Libera en sintonía con la asociación Paisaje Limpio han desarrollado una app bajo la urgente necesidad de clasificar los residuos tirados en la naturaleza y conocer cuáles son los más abundantes. Es un proyecto pionero en el littering terrestre.
Los datos extraídos de la aplicación móvil se recogen en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). Gracias a ello, los organismos elaborarán medidas de actuación para erradicar la 'basuraleza'.
«Ojalá en un futuro podemos tener colillas biodegradables, aunque por ahora lo mejor sería que nadie las tirara al suelo ni en espacios naturales o urbanos, ya que al final no dejan de ser un residuo», concluye la responsable de Comunicación de Paisaje Limpio, María Cabrera.
No obstante, «prevenir es la mejor solución al problema» añade Cabrera. Cierto es, que la naturaleza constituye una parte fundamental para la permitir la vida. Gracias a ella, las personas pueden realizar sus funciones vitales más básicas.