Situación insostenible la que se está viviendo en el colegio Blas de Lezo, en Madrid. La policía tuvo que escoltar esta semana a la nueva directora, Elena Vargas, en su primer día de trabajo en el centro. A las puertas, niños de 10 años entrando en clase atónitos, padres enfrentados, acusaciones contra la Consejería y una clara petición: que vuelva el anterior director.
Todo el problema empieza hace dos años cuando José Javier Montellano, primer director de este colegio, suspendió el concurso de méritos y fue relevado por otra directora, Ana Van Oosterze. Este fue el inicio de una guerra entre familias y Consejería de Educación de Madrid.
Montellano había implantado un modelo de aprendizaje basado en proyectos y muy aplaudido por los padres. Tras se cese, acusaron a la consejería de haber colocado a dedo a alguien de su cuerda política. Pronto se centraron los odios en la nueva directora, y aparecieron carteles con su cara y frases como «sin méritos ni capacidad para dirigir».
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El ambiente se fue caldeando y en los grupos de Whatsapp de padres empezaron a correr como la pólvora mensajes como «no la queremos y se tendrá que ir» o «que no se sienta tranquila ni un minuto».
El enfrentamiento ha llegado a los propios padres. La mayoría de las familias piden el retorno de Montellano, pero algunas no están de acuerdo en llevar las cosas tan lejos. Una madre se pregunta «por qué vienen los antidisturbios» y recuerda que «hay un proceso judicial por acoso a la anterior directora, hay antecedentes». Asegura que «todos los que se posicionan un poco en contra de ellos, son sus objetivos».
Esta persona recuerda como los alrededores del colegio se llenaron de letreros enormes contra Ana Van Oosterze. Esta presentó seis denuncias por coacción, mientras que la AMPA denunció a la Consejería por supuestas irregularidades en la elección. Los tribunales lo desestimaron.
La Consejería da su versión
Pero lejos de calmar las aguas, la tensión ha ido en aumento. Ana decidió finalmente dimitir alegando «motivos personales», pero su sustituta, Elena Vargas, estuvo bajo la lupa desde el minuto cero. Aparecieron de nuevo las acusaciones de «dedazo».
Desde la Consejería de Educación dan su versión: «En el momento en el que se convoca el concurso, en diciembre, la dirección del Blas de Lezo no estaba libre. Fue en febrero, tras la dimisión, cuando se nombra una dirección de urgencia». Según la Consejería, la directora mantendrá el cargo este curso y el siguiente, «con la condición de que en el próximo proceso de selección de directores entre este centro».
'La Tribu del Blas', activos en redes
Pero los padres no se dan por satisfechos. La Tribu del Blas, como se conoce a los padres más combativos, siguen calentando las redes sociales: «Esperemos que hayan aprendido de sus errores, porque nosotros hemos aprendido de nuestra tibieza y no se volverá a repetir. Haremos lo que haga falta».
Twitter se ha convertido en uno de los medios de expresión favoritos de muchos de ellos. Uno dedicaba unas palabras elocuentes contra la consejería: «Qué sucia debéis tener la conciencia para enviar policía preventivamente. Me quedo con la satisfacción de haberos dado dolor de cabeza. Un día dejaréis de ser cargos públicos, pero siempre seréis deleznables como personas».
La situación está que arde y ha llegado hasta la Asamblea de Madrid, donde el partido Más Madrid preguntará sobre el Blas de Lezo al consejero de Educación, Enrique Ossorio. Mientras, en los aledaños del centro se multiplican las pintadas contra la nueva directora: «Elena quédate en Coslada» o «Paguita para Elena», son algunas de ellas. Aunque hay una especialmente significativa: «La Tribu vive, Blas de Lezo nunca se rinde».