Han pasado 22 años y San Fernando (Cádiz) no puede olvidar la fatídica noche del 26 al 27 de mayo. Clara García Casado, una adolescente de 16 años, fue brutalmente asesinada por sus dos amigas Raquel e Iria. Lo hicieron atraídas por los ritos satánicos y porque querían saber qué se siente al matar.
Clara (que se hacía llamar Klara), Raquel e Iria eran tres amigas fascinadas por la brujería y el espiritismo. Pero Klara empezó a salir con su novio Manuel y poco a poco se fue distanciando de sus dos amigas de estilo gótico. Fue entonces cuando las dos amigas fraguaron su terrible venganza.
Tras el crimen, Raquel e Iria pasaron algunos años en un centro de menores y rehicieron sus vidas. Ya en libertad, Iria se fue al extranjero donde sigue viviendo con su pareja y Raquel estudió peluquería y se quedó a vivir en Madrid. La familia de Klara fracasó en su lucha por endurecer las penas.
La desaparición de Klara
Raquel e Iria organizaron un cita con Klara la madrugada del 26 al 27 de mayo del 2000. La chica dijo a su novio Manuel que hacía tiempo que no se veían y que se habían citado en el parque del Barrero. Las chicas siempre vestían de negro, jugaban a la Ouija y flirteaban con los rituales satánicos.
Los padres de Klara denunciaron su desaparición al despertarse por la mañana y ver que su hija no estaba en casa. Interrogaron al novio y explicó que esa misma madrugada se había cruzado con Raquel e Iria. Muy relajadas, le habían dicho que Klara no se había presentado a la cita.
Los agentes se dirigieron al lugar donde habían quedado las tres, y hallaron el cadáver de Klara. El cuerpo presentaba signos de una violencia inusitada, e inmediatamente detuvieron a Raquel e Iria. En la comisaría se vivieron escenas de mucha tensión entre los padres de Klara y las muchachas.
Acabaron confesando
“Qué le has hecho a mi hija” le dijo José Antonio mirando fijamente a Raquel, a lo cual ella ni se inmutó. La madre de Klara perdió los nervios y agarró por los pelos a Iria. Las dos ofrecieron una misma versión pero con múltiples contradicciones, que indicaba que se lo habían inventado.
Iria presentaba una herida en el brazo con el mismo patrón que los cortes hallados en el cuerpo de la víctima. Cuando el forense le preguntó por ello a la adolescente, se le desencajó el rostro. En la otra habitación estaba Raquel, fumando compulsivamente y preguntando qué podría pasarle.
Finalmente se derrumbaron y confesaron haber engañado a su amiga para matarla en un plan satánico. La reconstrucción de los hechos que hicieron las chicas dejó para siempre impactados a los investigadores. Lo que salió a la luz fue uno de los crímenes más atroces que se recuerdan en España.
Reconstrucción de los hechos
Raquel, Iria y Klara llegaron al parque y se tumbaron en la hierba a beber cerveza y mirar las estrellas. En un momento dado le pidieron a la víctima que cerrara los ojos y dijera lo primero que se le pasara por la cabeza. Al incorporarse, Iria la sujetó por detrás mientras Raquel sacaba la navaja.
Raquel cosió a su amiga a puñaladas mientras la otra la sujetaba y gritaba “sigue, sigue, sigue”. El ataque se demoró durante algunos minutos, mientras la víctima pedía clemencia de manera insistente. Le asestaron 32 navajazos y un tajo en el cuello que hizo que muriera desangrada.
Una vez cometido el crimen abandonaron el lugar, se ducharon, se cambiaron de ropa y salieron a brindar por la hazaña. Los agentes encontraron el arma del crimen en una maceta en casa de Raquel. También numerosos libros sobre brujería y una tabla Ouija para convocar a los espíritus.
Planearon el crimen durante meses
En casa de Iria encontraron sus cuadernos personales con referencias a ritos satánicos. En su ordenador tenía guardados decenas de cuentos gore, incluido el relato de un asesinato muy parecido al de Klara. Otro hallazgo espeluznante fue que habían planificado el crimen de su amiga con cartas del tarot.
La carta de la doncella estaba debajo de la de la luna, junto a la carta de la torre. Esto simbolizaba la muerte de Klara a la luz de la luna y bajo la sombra de la torre del cuartel de infantería de San Fernando. Las dos acusadas querían sentir qué se siente al hundir el cuchillo en la carne y correr la sangre.
A los investigadores les sorprendió la frialdad y la falta de arrepentimiento de las chicas cuando confesaron. Incluso se pusieron a canturrear, y reconocieron haber matado a Klara para hacerse famosas. La investigación desveló después que llevaban planeando el crimen desde meses antes.
Enamoradas de José Rabadán
En un mensaje de diciembre de 1999, Iria le decía a Raquel “¿Quieres matar? Lo haremos, sólo dime a quién”. Mientras planeaban el crimen se cartearon con José Rabadán, el asesino de la katana que mató a sus padres y a su hermana. Para ellas fue una inspiración a la hora de cometer el crimen.
Cuando Klara empezó a alejarse de sus amigas se convirtió en la víctima propicia. Iria, que era la cabecilla del dúo, le dijo a Raquel: “¿Quieres que mate a esta? Mataré por ti”. La joven estaba obsesionada con la muerte e incluso aseguraba tener un demonio en la habitación que velaba por ella.
Raquel e Iria fueron las primeras condenadas bajo la Ley del Menor en España. En marzo fueron condenadas a ocho años de internamiento en un centro de menores y cinco años más de libertad vigilada. La sentencia provocó la indignación de todo el país y hubo muchas manifestaciones.
Los padres de Klara emprendieron una lucha para endurecer las penas para los menores asesinos. Pero no tuvo éxito y desde entonces se alejaron del foco mediático y empezaron a asumir la pérdida de su hija en soledad. El crimen de Klara marcó a toda España y aún hoy sigue presente en la memoria.