No son días nada fáciles para Ciudadanos. La formación naranja pasa, de hecho, por la etapa más complicada de su historia con una crisis política que ha dejado multitud de bajas en su seno y un partido muy debilitado. No son pocas las voces que auguran una desaparición del partido, que con el liderazgo de Inés Arrimadas ha iniciado un periodo de declive que parece no tener final. La situación es grave y, si en los últimos meses, Ciudadanos ya se había ido debilitando de forma progresiva por su escasa influencia en el Congreso de los Diputados, los acontecimientos de la última semana han acentuado su situación.
Una caída progresiva, acentuada en cuestión de días
En cuestión de una semana, Ciudadanos ha hecho el ridículo en la Región de Murcia y ha perdido el máximo poder al que podía optar en Madrid, situaciones que han provocado un tsunami de bajas en el partido dirigido por Inés Arrimadas. Pero, ¿cómo ha ocurrido todo ello? Recapitulemos. El pasado miércoles, 10 de marzo, los naranjas presentaban por sorpresa una doble moción de censura en Murcia. C's ocuparía la presidencia de la Región con el apoyo del PSOE, mientras que los socialistas se quedarían con la alcaldía de la capital murciana con los votos de C's.
Lo que parecía una jugada redonda para los naranjas, un completo revitalizante electoral para un partido en horas bajas, se convirtió, en cuestión de 48 horas, en un agravamiento de su situación crítica: el PP sedujo a tres de los seis diputados de C's en Murcia, que terminaron siendo nombrados consejeros del Gobierno murciano con el PP a cambio de rechazar la moción de censura que se vota este mismo jueves en el Parlamento regional y que fracasará. En una semana, C's ha pasado de rozar con los dedos la primera presidencia autonómica de su historia a ver como la mitad de su grupo abandona y frustra sus intenciones, hundiendo aún más al partido. Un ridículo bochornoso.
Por si fuera poco, la presentación de la doble moción de censura dio lugar a una consecuencia todavía mayor para el partido: en la Comunidad de Madrid y para evitar ser despojada del poder con otra moción del PSOE y C's, Isabel Díaz Ayuso expulsó a los naranjas de su Gobierno y convocó elecciones anticipadas para el próximo 4 de mayo. Jugada sorprendente, sin duda, de Ayuso, que situaba a Ciudadanos en una situación crítica y con unas elecciones a la vuelta de la esquina en un momento en que la perspectiva de las encuestas no les asegura ni tan solo obtener representación.
Sangría de cargos... y de ingresos
El barco da síntomas de hundirse y son muchos los tripulantes que han decidido abandonarlo. Destaca quien fuera secretario de Organización del partido, Fran Hervías, que ha fichado por el PP; o el líder de la formación en la Comunidad Valenciana, Toni Cantó. A ellos se han unido otros senadores de la formación: además de Hervías, que ocupaba un escaño en el Senado; la senadora por Navarra, Ruth Goñi; y el senador por la Comunidad Valenciana, Emilio Argüeso, han decidido abandonar Ciudadanos pero mantener su escaño en la Cámara Alta.
Ello deja a los cuatro senadores restantes de C's —Tomás Marcos, María Ponce, Miguel Sánchez y Carlota Santiago— sin grupo propio: el mínimo necesario son seis senadores, que no alcanzarán ni con el sustituto de Hervías. Deberán convivir en el Grupo Mixto con representantes de otras formaciones como Vox, Teruel Existe, Partido Regionalista de Cantabria (PRC), Unión del Pueblo Navarro (UPN), Asociación Socialista de La Gomera (ASG) y Partido Aragonés Regionalista (PAR). Pero más allá de esta consecuencia práctica, hay una consecuencia económica clave.
El partido dejará de recibir la subvención anual por su grupo en el Senado, que asciende a 387.600 euros, un montante de ingresos que contribuye a ahondar la complicada situación económica del partido, que ya se vio severamente afectada en 2019, cuando pasó de 57 a 10 escaños en el Congreso. Su subvención anual disminuyó de forma abismal, pero tambien lo hicieron los donativos al partido de sus cargos públicos: en todas las formaciones, porcentajes importantes de los sueldos de los cargos públicos —incluso trabajadores eventuales— se destinan a las arcas de la formación. A menos cargos, menos ingresos —y estos constituyen una parte fundamental de las entradas en la caja del partido al cabo del año.
La sangría de nombres en C's acarrea no tan solo consecuencias graves de prestigio público, sino también un agujero económico que crece sin cesar. A la pérdida de la cuantiosa subvención del Senado y la disminución notable de cargos que generen ingresos para el partido, cabe sumar nuevas bajas —además de las decenas de electos locales, provinciales y regionales que han dicho adiós al partido— que se puedan producir en el Congreso: uno de sus diez diputados ya ha anunciado que abandona el grupo pero retiene el acta, algo que contribuye a la pérdida de ingresos del partido. En definitiva, C's se ve abonado a una situación económica que le situará al límite en los próximos meses.