La científica china Li-Meng se ha convertido en el símbolo de la teoría sobre el Coronavirus que contradice la versión oficial de las autoridades chinas. La doctora, que escapó de Hong Kong para poder contar al mundo lo que descubrió en el laboratorio y que sus superiores le obligaron a callar, revela ahora una información definitiva sobre el origen del virus.
El 31 de diciembre de 2019 esta experta recibió el encargo de investigar los primeros indicios de un nuevo virus peligrosos que llegaban desde Wuhan, el origen de la pandemia. Según Li-Meng, su supervisor y consultor de la OMS, Lee Poon, le pidió que elaborara un informe para el gobierno de Hong Kong con información sobre un nuevo virus similar al SARS.
Ante la falta de información, la doctora contactó con un viejo amigo del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades, y descubrió que allí tenían más información de la que estaban dando. Ya habían secuenciado el genoma completo y sabían que se trataba de un nuevo virus distinto al SARS que causaba neumonías muy graves.
«Me aseguró que el número de casos en aquel momento eran 40 a pesar de que el Gobierno daba la cifra de 27. Y entonces me dio el dato más importante: se había detectado un clúster familiar». Esto significa que la enfermedad ya se transmitía de humano a humano.
Este es un dato clave para cualquier investigador en salud pública porque cambia la forma de abordar un virus. Sin embargo, el dato no empieza a circular hasta el 14 de enero, cuando la responsable técnica de la OMS señala en rueda de prensa la transmisión limitada del virus entre seres humanos, fundamentalmente a través de familiares.
Li-Meng es tajante: «Durante ese tiempo se dedicaron a jugar. Sólo existen dos situaciones, o hay transmisión de humano a humano, o no la hay. La transmisión humano a humano es la primera cosa sobre la que se debería alertar a la población y el personal médico».
Encubrieron la enfermedad
Desde el 31 de diciembre, la investigadora continuó con sus pesquisas, pero a medida que iba informando a su superior de los nuevos hallazgos este le decía que fuera discreta. El 3 de enero le dijo que él la relevaría en su puesto y que podía volver a su trabajo anterior. Además, en Wuhan estaba vetada la entrada a investigadores extranjeros.
El 16 recibió un nuevo encargo de su superior. Quería contrastar una información sobre un supuesto origen animal del virus: un mapache japonés. Pero el encargo iba con una amenaza incluída: «Me dijo que tuviera cuidado porque sino, desaparecería. Me advirtió: no cruces la línea roja». Lo que descubrió entonces, le dejó desconcertada.
«Me dijeron que en Wuhan sólo se estaba diagnosticando a los pacientes con alguna conexión con el mercado de mariscos y animales salvajes, a pesar de que ya había transmisión de humano a humano. También me trasladaron que nadie había escuchado que la gente en Wuhan consumiera carne de mapache. Era evidente que Pekín estaba tratando de encubrir la enfermedad», explica la viróloga.
El origen del Coronavirus
Li-Meng asegura que las conversaciones están registradas y han sido comprobadas por el FBI, y que ahora está preparando un informe a base de pruebas sólidas con un grupo de virólogos y otras especialistas médicos.
Uno de los puntos más controvertidos del informe es el origen del Coronavirus. «Lo que puedo decir es que el mercado de Wuhan no es el origen del brote ni un animal salvaje en el huésped intermedio», dice Li-Meng. En su opinión, el Covid-19 no procede de la naturaleza, el mercado sólo es una cabeza de turco.
En el mes de marzo, con el Coronavirus ya desatado, la doctora se centró solamente en el estudio del nuevo patógeno. Desde entonces participó con otros colegas en dos estudios divulgados en Nature y The Lancet.
El estudio de The Lancet, a mediados de marzo, examina la carga viral en muestras de pacientes leves y graves de Covid-19. El estudio de Nature ofrece un modelo animal de la enfermedad en hámsters dorados, a los que inocularon el virus aislado de un paciente. El experimento detecta la transmisión entre los roedores por contacto y aerosoles.
La doctora concluye: «Son millones ya los contagios y cientos de miles los muertos. No creo que su origen sea natural ni que esta enfermedad sea un accidente. Así que, de acuerdo con esto, toda la pandemia podría haber sido evitara. Y si la OMS hubiera actuado desde que tuvo la información el 31 de diciembre, no habríamos tenido esta gran pandemia en todo el mundo».