El 4 de abril tenía que ser para Christian un domingo de diversión en familia, pero acabó en tragedia. El joven, de 20 años, y su hermana de 22, habían ido a pasar el día al parque natural del Turia, en Valencia. Durante un paseo en dromedario, el animal se desbocó y arrastró a los dos hermanos causándoles heridas de gravedad.
Christian se llevó la peor parte al salir despedido de la silla e impactar contra el suelo. Tras varios días luchando por su vida en el Hospital de la Fe de Valencia, entró en muerte cerebral y sus padres decidieron donar sus órganos y desenchufarlo de la máquina.
El accidente se produjo el 4 de abril en el parque natural del Turia, una extensión de 4.500 hectáreas con gran oferta de actividades familiares y de ocio. Por ejemplo, las excursiones en dromedario como la que realizaban Christian y su hermana, con sus padres. Se trata de un viaje guiado de 45 minutos por los campos de Manises. En un momento dado el animal se cruzó con un caballo y emprendió una huida fuera de control.
La hermana mayor quedó enganchada en la silla y el animal la arrastró durante 50 metros hasta que un coche se cruzó en su camino y se frenó. Sufrió fracturas en las piernas y varios traumatismos, pero su vida no corría peligro. En cambio, Christian salió despedido sufriendo heridas graves al golpear su cabeza contra el suelo.
Los padres de Christian fueron testigos del accidente, al igual que el guía de la excursión y otros participantes. Tras el suceso, llamaron a los servicios de urgencia, pero al llegar el joven ya estaba en estado crítico. Fue trasladado al hospital, donde tres días después entró en muerte cerebral. Los padres decidieron donar los órganos del joven y desconectarlo del respirador que le mantenía con vida.
La empresa se defiende y sigue operando
La edad mínima para participar en estas actividades es de 6 años, y según la información que ha trascendido, los participantes no llevaban casco. La empresa organizadora se defiende, dice que tiene todos los papeles en regla y que está colaborando con las autoridades para esclarecer lo que consideran un incidente fortuito.
No piensan lo mismo en el entorno de la víctima. Un amigo de Christian cree que habría que garantizarse la seguridad en este tipo de actividades: «Sabemos que fue un accidente, pero las empresas que organizan este tipo de actividades deberían garantizar la seguridad de las personas con un mayor control de los animales. Los camellos van atados en hilera en otros lugares para evitar estampidas ante cualquier accidente imprevisto».
Las autoridades judiciales están ahora investigando las circunstancias del accidente para establecer si la empresa incurrió en algún tipo de imprudencia. En este caso podría ser objeto de un delito y tener que indemnizar a la familia. A fecha de hoy, y según el diario Las Provincias, la empresa sigue prestando sus servicios con normalidad. Además de las excursiones, realizan eventos como cabalgatas de Reyes y clases de equitación.
Dolor en el centro educativo de la víctima
Christian tenía 20 años y estudiaba un ciclo formativo en las Escuelas Profesionales Luis Amigó (EPLA), en Valencia. El trágico accidente ha causado una gran conmoción en el centro educativo. Profesores y compañeros le han dedicado palabras muy emotivas a través de las redes sociales, donde le recuerdan como un alumno brillante y muy querido tanto fuera como dentro de las aulas.
Este fin de semana se celebró el funeral por Christian, en el que sus familiares y allegados pudieron dar el último adiós al joven. Fue un acto lleno de emoción. Ahora la familia intenta hacerse a la idea de un suceso tan trágico como difícil de entender, mientras cuidan de su otra hija, que también resultó herida y cuyas secuelas psicológicas tardarán tiempo en cicatrizar.