Si las cuarentenas ya están siendo polémicas al ser cuestionadas por algunas autoridades como instrumentos peligrosos para luchar contra la pandemia, las cuarentena preventivas pueden causar aún más revuelo. Sin embargo, esta es la novedosa propuesta de uno de los virólogos más célebres de europa, Christian Drosten, para salvar las Navidades.
El reconocido científico, que ha asesorado al Gobierno de Angela Merkel durante la pandemia y que forma parte del grupo de expertos de la Comisión Europea para el coronavirus, propone el aislamiento voluntario antes de ver a los familiares en las reuniones navideñas.
Drosten lo llama «precuarentena» y supondría evitar los contactos sociales durante al menos la semana previa al encuentro familiar con población de riesgo. La propuesta sale de la inquietud que generan las grandes reuniones familiares, con abuelos de por medio, durante las fiestas navideñas que ya se acercan.
En una entrevista, el experto en virología ha matizado que «cada individuo, por supuesto, debe considerar cómo se puede implementar esto en su propia vida cotidiana». Teniendo todas las circunstancia en mente, Drosten subraya que la gente tiene que valorar cómo hacer esto cuando tienes niños que van a la guardería o cómo evitar las reuniones durante esos días.
De hecho, afirma que lo que vale para las fechas navideñas vale también para ahora: «Hasta cierto punto, las personas tienen que sopesar los riesgos de una pandemia por sí mismas. No existe una seguridad absoluta, siempre existen riesgos residuales».
Drosten hace hincapié en que muchas medidas no se pueden imponer, sino que tienen que ser asumidas por la sociedad. El esquema que plantea se basa en un cálculo de sacrificios y beneficios. Si los ciudadanos quieren celebrar las Navidades en relativa normalidad, tendrán que sacrificar su vida social unos días antes.
De lo contrario, se abre un escenario donde las autoridades tendrán que actuar con medidas restrictivas para evitar los contagios masivos en Navidad, o bien donde efectivamente aparecerá el riesgo de contagios masivos en esas fechas. Drosten cree que la pandemia no se puede atajar a golpe de decreto, y que hay que adaptar las medidas a cada circunstancia.
En su opinión, los gobiernos no pueden regular sobre muchos elementos que pueden hacer seguro o inseguro un lugar o evento, pero sí pueden comunicar e informar lo suficientemente bien para que la ciudadanía tome decisiones a conciencia.
Según su punto de vista, «todo se reduce a muchas pequeñas decisiones cotidianas, como por ejemplo, cuando sales a comer y te surge la pregunta de si debes o no entrar aunque está bastante concurrido. O si debes organizar una fiesta que habías planeado en invierno o quizás puedes encontrar un espacio más grande o posponerla».
Los test no son la solución
Por otro lado, aunque se ha mostrado confiado en los avances de los test rápidos de antígenos advierte que esas pruebas no pueden ser la única respuesta a la pandemia. En su opinión, «una cosa es segura: los test no serán nuestra salida de la pandemia». Más importante que hacer pruebas a todas las personas, dice, es mantener informada a la población.
Dada la escasez de este tipo de materiales, Drosten es partidario de hacer pruebas de detección del coronavirus solo a la población de riesgo, y hacer una buena campaña de información para recomendar a los que tengan síntomas que se queden en casa.
El virólogo es pesimista en cuanto al tiempo que durará la pandemia. Afirma que los datos disponibles demuestran que el virus no ha cambiado, sino solo su capacidad para propagarse, y es probable que se mantenga así en un futuro próximo. Drosten cree que el virus sólo se debilitará, si lo hace, dentro de mucho tiempo.
En cuanto a la vacuna, pide que se distinga entre vacuna aprobadas y a la venta, por las primeras vacunas pueden incluso aprobarse antes de fin de año pero la pregunta es a cuántas personas puedes inocular. Además, dice, «debemos preparar a la gente para una vacuna que puede no ser perfecta».