La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido en las últimas horas su posicionamiento en una cuestión que cada vez tiene más divididos a los países, entre los partidarios de recurrir a medidas estrictas de confinamiento y los que defienden una cierta normalidad para permitir el funcionamiento de la actividad económica.
Por un lado, la OMS rechaza la estrategia de dejar que el virus circule para alcanzar cuanto antes la inmunidad de grupo, pero a la vez pide a los países que no recurran de forma sistemática a los confinamientos.
En las últimas horas, la máxima autoridad sanitaria ha mandado mensajes aparentemente contradictorios. El responsable de la OMS en Europa, Hans Kluge, consideró la estrategia de dejar circular al virus como «inaceptable», mientras que el doctor David Nabarro advirtió que la OMS no aboga por los encierros como principal método para combatir el virus.
A todo eso, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha dejado claro que la organización no respalda la estrategia de dejar circular el virus porque es «poco ética», pero desde hace tiempo viene insistiendo que los confinamientos deben ser la última herramienta para ganar tiempo, buscar casos, aislarlos y hacer test.
La clave en el discurso de la OMS está precisamente aquí. Aunque parezcan contradictorios, son mensajes complementarios. La organización recomienda tomar medidas drásticas cuando hay una alta incidencia en zonas concretas, pero rechaza tanto la estrategia de no hacer nada como la de pasarse, es decir, ni dejar circular el virus, ni confinamientos a las primeras de cambio.
Esta es precisamente la situación que se está viviendo en España, reflejada en la tensión entre el Gobierno central, a quien acusan de imponer restricciones drásticas de forma autoritaria y abusar de mecanismos como el confinamiento y el estado de alarma, y la Comunidad de Madrid, abiertamente reacia a imponer restricciones.
Fue el doctor David Nabarro, encargado de la OMS para la pandemia en Europa, quien abrió la caja de los truenos al criticar el confinamiento de personas de manera recurrente, y considera que sólo está justificado «para reorganizar, reagrupar, reequilibrar los recursos y proteger a los trabajadores de la salud que están agotados».
Por eso lanzó una petición mundial: «Apelamos a todos los líderes mundiales a que dejen de usar el confinamiento como su principal método de control». Sus declaraciones han tenido un gran impacto especialmente en España.
Sobre las medidas en España
La OMS respalda las palabras de Nabarro pero también las matiza. Por un lado, se niegan a criticar abiertamente las políticas de Pedro Sánchez en Madrid, y por otro lado, precisan que nunca han defendida el recurso a los confinamiento como medida prioritaria para controlar el virus. «Lo único que se recomienda es que se tomen medidas para limitar la circulación del SARS-CoV-2», concluyen.
Sin embargo, su director general habló abiertamente de que «los países pueden hacerlo todo para frenar esta pandemia» ya que «este virus es muy peligroso y no tenemos muchas soluciones».
La OMS especifica que los confinamientos perimetrales que se aplican en España durante la segunda ola no se cuestionan, porque «gobiernos, comunidades y empleadores deben aplicar un paquete de medidas para prevenir la transmisión» y entre ellas se contempla la restricción de la movilidad, aunque sin abusar de ella como método.
No obstante, reconoce que los confinamientos no son una medida eficaz a largo plazo porque no se puede elegir entre vidas y sustento o entre salud y economía. «No se trata de confinar, lo que los gobiernos están tratando de hacer es no confinar, sino de romper cadenas de transmisión», afirma la OMS.