El pasado martes un conductor se estrelló contra la cabina de pago de un peaje en la autopista de Las Pedrizas de Málaga. El conductor era Borja, un guardia civil de apenas 33 años, que falleció en el acto. En dicha colisión también resultó herida una trabajadora, que fue trasladada a un hospital.
La víctima, según cuenta El Español, pudo dormirse al volante. Desde pequeño había "sufrido problemas de narcolepsia". Era muy común que se "quedara dormido y viniera su madre a recogerlo", explican.
Es la principal hipótesis con la que trabajan los investigadores del caso. El guardia civil habría perdido el control de su vehículo por "un cuadro de pérdida de conciencia con episodio migrañoso".
Borja se dirigía desde su Melilla natal hasta Guadalajara, donde tenía asignado su destino en la Benemérita. Las primeras pesquisas desvelan que pudo perder el control del coche para acabar colisionando de manera violencia contra la cabina. Algunas fuentes también apuntan a un "ataque de epilepsia", como posible causa del fallecimiento.
El joven estaba acostumbrado a realizar muchos kilómetros. Se conocía a la perfección el camino que separaba a sus dos residencias. Su muerte ha causado una profunda tristeza en el barrio melillense del Real, donde se crió.
Sus allegados le definen como una persona "intachable", que era un auténtico "ejemplo para todos". Empatizaba siempre con los demás, y esa vocación por colaborar le llegó en un primer momento al Ejército. Fue allí cuando decidió que quería prepararse para ingresar en la Guardia Civil.
Al ingresar en el Instituto Armado, Borja "cumplió un sueño". Tras realizar las prácticas en Málaga, su siguiente destino sería Guadalajara. Su brutal accidente dejó a sus compañeros destrozados.
Nadie se explica qué pudo ocurrirle. Uno de sus amigos de la infancia relata al diario Sur que "no le gustaba correr. Cuando iba conmigo en el coche, si veía que me pasaba del límite, rápidamente me decía que aflojara".
Borja era muy familiar y conocía la carretera
Mostraba siempre mucha sensatez y "no era de hacer locuras", recuerdan. Siempre que podía aprovechaba para estar al lado de su familia. Cada vez que tenía unos días libres Borja regresaba a su tierra.
El trayecto que separaba las dos localidades lo hacía en el coche que se había comprado hace apenas un año. Se trataba de un Mercedes de color rojo, que condujo hasta Málaga, para a continuación tomar un vuelo a Melilla. El martes le tocaba regresar a tierras manchegas para incorporarse al puesto, pero fue ahí cuando tuvo el siniestro.
Dicho accidente tuvo lugar el martes a las 17:15, en sentido Antequera (Málaga). En lugar de aminorar la marcha, su vehículo llegó a la zona de las garitas a una gran velocidad, empotrándose contra una cabina. El golpe resultó muy violento, llegando a herir a una empleada de apenas 20 años.
Fue trasladada al hospital regional de Málaga con contusiones leves y permaneciendo en observación unas horas.
Varias llamadas recibidas por el servicio de emergencias alertaban de un accidente en el peaje de la AP-46. Advertían de que había un par de personas implicadas.
Hasta el sitio se desplazaron bomberos, Guardia Civil de Tráfico y sanitarios de emergencias. Estos últimos no pudieron hacer nada por salvarle la vida a Borja. Ya había fallecido en el acto a causa del brutal golpe.
Ahora queda por esclarecer qué pudo ocurrir en la tarde del martes. Un ataque de epilepsia o que se quedara dormido pueden ser algunas de las causas.
Serán sus compañeros de la Guardia Civil del destacamento de Tráfico los que deberán determinar los motivos del siniestro mortal. La autopsia también debe aportar algo de luz a la investigación.