Está decidido: Junts per Catalunya (JxCat), el partido de Carles Puigdemont, no va a investir al líder de ERC, Pere Aragonès, como 'president' de la Generalitat en la votación que tendrá lugar este martes, 30 de marzo, en el parlamento catalán. La ejecutiva del partido de Puigdemont lo ha hecho público este lunes al mediodía después de reunirse y tras constatar que «no ha habido avances significativos en las negociaciones de este fin de semana», que se han celebrado en formato telemático. De esta forma, pues, los 32 diputados de JxCat van a abstenerse, bloqueando en la práctica la investidura de Pere Aragonès.
Cataluña no tendrá presidente este martes, 30 de marzo
El pasado viernes, la formación que preside Puigdemont ya se abstuvo en la primera votación para nombrar presidente a Aragonès. Tan solo la CUP, además de ERC, votó afirmativamente al hasta ahora vicepresidente del Gobierno catalán. Tras emplazarse mutuamente a intensificar las negociaciones durante el fin de semana, JxCat cree que no se dan las condiciones para investir a Pere Aragonès y, por este motivo, optará el martes por repetir su abstención e impedir, en consecuencia, que Cataluña tenga presidente y salga de la interinidad en que se encuentra desde que el pasado 28 de septiembre fue inhabilitado Quim Torra —hace ya medio año.
Pero ahora, ¿qué ocurrirá en Cataluña? Tal y como establece la legislación, se abre un periodo de dos meses a contar desde la primera sesión de investidura, celebrada el viernes, dentro de los cuales los partidos pueden seguir negociando, llegar a un pacto y celebrarse de nuevo una sesión de investidura con Pere Aragonès como candidato o incluso con otro nombre. En la práctica, JxCat y ERC deben seguir negociando para que los de Carles Puigdemont den su brazo a torcer y voten favorablemente a Aragonès en una nueva sesión de investidura.
El periodo establecido de dos meses caduca el 26 de mayo. Si se llegara a ese día sin acuerdo y, por lo tanto, sin 'president' investido, quedaría automáticamente disuelto el Parlament de Catalunya y las elecciones quedarían convocadas para 54 días más tarde, es decir: Cataluña pasaría de nuevo por las urnas el próximo 20 de julio. Pero este es un extremo que todavía no se contempla y que, de hecho, por ahora ha descartado JxCat. Su secretario general, el exlíder de la Asamblea Nacional Catalana encarcelado desde 2017, Jordi Sànchez, dejó claro hace unos días que «JxCat no especulará con la posibilidad de ir a elecciones», aunque la estrategia política y el rumbo que marque Carles Puigdemont podrían hacer variar esta máxima.
Dos meses para llegar a un acuerdo y superar el bloqueo existente
El bloqueo a Aragonès por parte de JxCat abre, a partir del miércoles, una nueva etapa en la negociación entre ERC, primera fuerza independentista del Parlamento catalán con 33 escaños, y JxCat, que obtuvo menos votos y 32 diputados. Los imprescindibles votos favorables del partido de Carles Puigdemont, sumados a la presión de que el cronómetro para la investidura ha comenzado ya a descontar con el umbral del 26 de mayo pesando sobre el tablero político catalán como la espada de Damocles, situarán a JxCat en una posición de fortaleza respecto a ERC.
La presión favorece el rédito que pueda obtener el partido de Puigdemont en las negociaciones sobre el nuevo ejecutivo catalán: el apuro temporal puede provocar que ERC ceda más de lo que inicialmente estaría dispuesta frente a Junts per Catalunya. Pero si la abstención de JxCat tiene como consecuencia primera la apertura del periodo de dos meses para negociar, también abre la puerta a una repetición electoral aunque hasta ahora la niegue el propio secretario general del partido, Jordi Sànchez.
De esta forma, JxCat se podría ver tentada a forzar una repetición de elecciones para el próximo 20 de julio, que le perimitiera volver a combatir con ERC en el terreno independentista, a quien podría acusar públicamente de no querer ceder ante los postulados más radicales del partido de Puigdemont. Con el estrecho margen de votos entre los dos partidos el pasado 14 de febrero, JxCat podría hacer una apuesta ciertamente arriesgada, que pasaría por llevar a Cataluña por primera vez a una repetición electoral.
Pero ante tal decisión, el partido de Puigdemont debería tener en cuenta el coste político que podría tener la operación: el electorado podría castigar a JxCat por provocar la repetición de elecciones en una situación de crisis sanitaria, económica y social como en la que nos encontramos; en unos comicios que, sin duda, supondrían una brutal caída de la participación. En definitiva, pues, la abstención de JxCat frente a Pere Aragonès este martes prolonga la interinidad en Cataluña y augmenta la incertidumbre sobre el futuro político en la región. ¿Serán capaces los partidos independentistas de ponerse de acuerdo? ¿Surgirán posibilidades alternativas de pacto, hasta hoy inexistentes? ¿JxCat arrastrará a una repetición electoral a Cataluña?