La consigna es clara: vacunar a todo trapo para salir cuanto antes de esta pesadilla. Pero no es tan fácil como parece, porque el retraso en la entrega de las dosis obliga a ir más lento de lo que se preveía con el peligro de que las nuevas variantes desaten una cuarta oleada. Sanidad acaba de hacer un anuncio crucial para ganarle el pulso al coronavirus.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha anunciado la llegada de 4,8 millones de vacunas de Pfizer a España en el mes de abril. Con este anuncio, la ministra se ha mostrado convencida de poder llegar al 70% de población vacunada en verano.
Según ha explicado, el peor momento ya ha pasado y la previsión para los próximos meses es optimista. En una entrevista a la Cadena Ser, ha anunciado que va a haber «un incremento muy importante en la llegada de vacunas», y que se concretará en la llegada de 1.200 dosis por semana en cada comunidad autónoma.
Este aumento de las provisiones tiene que favorecer una aceleración del ritmo de vacunación para mantener vivo el objetivo fijado al inicio: inmunizar a la gran mayoría de la población antes del verano. Darias ha puesto como fecha para recibir las nuevas dosis el mes de abril, y ha recordado que se esperan otras como las de Moderna, AstraZeneca y Janssen.
Precisamente en los próximos días Europa tiene que dar luz verde a la distribución de la vacuna de Janssen. Esto marcará un importante salto de calidad en la vacunación, porque a diferencia de las demás, esta vacuna solo necesita una dosis. Se espera que gracias a esto se pueda aumentar la velocidad a la hora de administrar vacunas a la gente.
En paralelo al anuncio de la ministra de sanidad, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha avanzado que los países europeos recibirán 100 millones de dosis a partir de abril. Esto supone tres veces más que las recibidas en febrero, y el doble que en marzo. Además, ha afirmado que a partir de abril «el volumen podría duplicarse, según los planes de las farmacéuticas».
Tanto en España como en el resto de Europa se mantienen los esfuerzos por vacunar el máximo de gente en el menor tiempo posible, conscientes de que la presencia de las nuevas variantes son una amenaza global. «Por ahora las vacunas están protegiendo bien», dijo von der Leyen, «pero sabemos que en cualquier momento, en algún lugar, podría darse una mutación que sea resistente a las vacunas que tenemos ahora».
Desescalada gradual
Mientras, Sanidad sigue a la espera de que su plan para Semana Santa sea ratificado por el resto de las comunidades. El miércoles se celebrará un nuevo Consejo Interterritorial en el que podrían quedar aprobadas definitivamente las medidas, entre las cuales está el mantenimiento del toque de queda y los cierres perimetrales.
La Comunidad de Madrid se opone a este plan, que también incluye la limitación de reuniones sociales y familiares a 4 personas. Pero la ministra Carolina Darias ha asegurado que hay «más consenso del que parece» y ha vuelto a recordar que «el objetivo es salvar vidas, no semanas, llegar al verano en las mejores condiciones y esperar que las vacunas surjan efecto». También ha dicho que se esforzará para que Madrid se sume al consenso.
La estrategia del Gobierno pasa por mantener el grueso de las medidas sanitarias durante la Semana Santa y, en función de la evolución epidemiológica, iniciar una desescalada que lleve a una relativa vuelta de la normalidad coincidiendo con el verano. En Sanidad están convencidos de que si llegan más vacunas y se supera la prueba de fuego de la Semana Santa, España tiene mucho ganado de cara a la recta final de la pandemia.
«Queda lo peor, lo más difícil, porque puede dar la sensación de que está conseguido y no es así. Hasta que no estemos por debajo de 50 casos por cada 100.000 habitantes no estaremos tranquilos, y cuando lo logremos pediré bajar a 25», ha dicho la ministra, y se ha mostrado a favor de una «desescalada muy gradual».