La larga cuarentena por la emergencia sanitaria del Coronavirus se ha llevado por delante a muchas empresas y está poniendo en serios aprietos a importantes multinacionales que también tienen problemas para salir adelante. Es el caso de una conocida cadena española de pizzerías que ha dejado de pagar el alquiler de sus locales por falta de liquidez.
Se trata de Telepizza, la multinacional española con más de treinta años en el sector que ahora ve como sus bonos, propiedad del fondo de capital de riesgo KKR, se hunden un 30% después de mantener una reunión con sus inversores y comunicar la delicada situación en la que se encuentra por el cierre de sus restaurantes durante el confinamiento.
La situación es tan extrema que Telepizza ha suspendido el pago del alquiler de sus locales, tanto las cuotas de abril como las de mayo, y ha llevado a la compañía a revisar su plan de negocio y la alianza que fraguó el año pasado con Pizza Hut.
A principios de mayo la agencia de calificación de riesgo Moody’s rebajó los títulos de la cadena de comida rápida hasta el 56% de su valor nominal al advertir la drástica caída de sus ventas, algo que ha llevado a Telepizza a pedir a los bancos un crédito urgente de 20 millones de euros para hacer frente a sus gastos corrientes.
La empresa también ha pedido una refinanciación de la deuda, que asciende a 335 millones de euros. Según los datos del primer trimestre, ofrecidos el pasado viernes, Telepizza ha perdido 6,6 millones de euros por el cierre forzoso de sus locales: en enero y febrero sus ventas crecieron un 1,2%, hasta los 96 millones, pero en abril y mayo ingresó sólo 20 millones.
Necesita más de 95 millones
El indicador ebitda, que se utiliza para calcular el resultado bruto de la explotación de una empresa, señala un hundimiento del 80% hasta los cuatro millones de euros frente a los 18 millones del año anterior, situándose en número rojos durante el mes de abril con unos 800.000 euros negativos, aunque esta no es la peor noticia.
Lo pero es que Telepizza está quemando caja en una media de entre 30 y 35 millones, por lo que se ha quedado con dinero efectivo por entre 50 y 55 millones a finales de mayo. Los gestores creen que necesitan entre 95 y 115 millones de euros para garantizar la viabilidad del negocio y lo más probable es que el fondo KKR haga una nueva inversión en la sociedad.
Camino de la bancarrota y presos de la desesperación, los propietarios han puesto la empresa en manos de K&E y Houlihan Lokey para llevar a cabo una reestructuración, mientras que los bonistas han contratados los servicios de PJT Partners.