Han pasado 18 años desde que Autora Mancebo Leirós, una joven de 24 años, desapareció de forma misteriosa en Tarragona. Su caso se parece mucho al de Marta del Castillo, ya que la dan por muerta pero su cadáver nunca ha aparecido. El principal sospechoso está en la calle por falta de pruebas.
El caso ha dado un vuelco con la señalización de una nueva ubicación donde podría estar enterrado el cuerpo. Se trata de una finca del Morell, cerca de Tarragona, vinculada con el principal sospechoso del crimen. Los agentes buscarán en esa zona con la esperanza de encontrar por fin a Aurora.
Este lugar no había sido revisado anteriormente y está siendo protegido para impedir la destrucción de pruebas. La acusación popular ha revelado en Més Digital que “está todo preparado” y que “el juez ha aceptado nuestra petición”. La búsqueda empezará en los próximos días, probablemente esta semana.
Edgar, el eterno sospechoso
Aurora Mancebo Leirós, una joven de 24 años, fue visto por última vez en Tarragona el 27 de febrero de 2004. Desde el primer momento sospecharon de Edgar Mauriz Granell, un joven de 18 años. Un testigo aseguró que este le había confesado los hechos y que había enterrado el cuerpo en El Morell.
Un año después de la desaparición de Aurora fue detenido y acusado de haberla matado. Entró en la cárcel de manera provisional, pero salió tres meses después por la falta de pruebas. Edgar siempre defendió su inocencia y se negó a revelar la ubicación del cadáver, que a fecha de hoy sigue sin aparecer.
La ausencia del cuerpo fue precisamente lo que impidió juzgar los hechos con todo el peso de la ley. En el caso de Marta del Castillo sí consiguieron que Miguel Carcaño confesara, y eso se aceptó como prueba suficiente para encerrarle. Pero en el caso de Aurora sólo la aparición del cadáver podría dar un vuelco.
La desaparición de Aurora
“Adiós, me voy, vuelvo en un rato”, fue lo último que dijo Aurora Mancebo a sus padres la noche que desapareció. No se llevó dinero ni el móvil, ni la documentación, ni tarjetas de crédito. Estaba claro que salió con la intención de volver pronto a casa, y por eso se trabajó con la hipótesis de una desaparición forzada.
La joven solo se llevó una Biblia cubierta con un pañuelo, la misma que un vecino encontró doce días después junto a su ropa. El objeto y las prendas estaban en un bosque apartado, y estaban manchadas de sangre. Todos los esfuerzos por encontrar el cuerpo resultaron en vano, aunque todo apuntaba a un crimen.
Aurora llevaba una vida tranquila en una urbanización de chalets a las afueras de Tarragona donde vivía con sus padres. A los 16 tuvo un novio que la maltrataba y recibió una paliza de la novia de su ex, algo que la dejó traumatizada. Desde entonces recibió terapia psiquiátrica y se refugió en los estudios.
Los ángeles de Aurora
Tras mucho tiempo encerrada en casa empezó a volver a salir, se puso a buscar trabajo y poco a poco se fue recuperando. Aurora era una persona muy sensible y siempre plasmaba sus pensamientos en el ordenador. Uno de sus últimos textos aseguraba haber conocido a unos ángeles que le estaban ayudando.
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“No quiero vivir pero lo haré, a vivir que son dos días”, decía la joven, convencida de que el peor momento de su vida había pasado. La semana en la que desapareció, coincidiendo con el carnaval, salió mucho. Eso no era muy habitual en ella, así que la policía empezó por investigar a su entorno de amistades.
¿Con quién había estado los días antes de su desaparición y quiénes eran esos ángeles de los que hablaba? El lunes anterior había insistido mucho a su amigo Fidel para ir a la zona de ocio del puerto deportivo. Una vez allí se puso a hablar con un joven alto y moreno y le pidió a su amigo Fidel que se fuera.
Edgar, su ángel de la guarda
Fidel se marchó veinte minutos después dejando a su amiga Aurora con el misterioso joven. Ese respondía al nombre de Edgar Mauriz Granell, un chico de 18 años que después negó conocer a la joven. Según explicó, sólo había hablado con ella cinco minutos aquella noche y luego la había perdido de vista.
Edgar vivía en casa de su abuela en El Morell, y desde hacía un año recibía tratamiento psicológico por un problema derivado de las drogas. Por las tardes trabajaba en una cafetería, por las noches salía de fiesta y dormía por la mañana. Todos los testigos aseguran que Edgar y Aurora se conocían.
Los investigadores creen que Edgar era el ángel protector del que Aurora hablaba en su diario personal. Al día siguiente, la chica escribió a su amigo Fidel: “He conocido la ternura en esos ángeles, y me han devuelto la vida”. El jueves de la misma semana volvió a salir, creen que acompañada de alguien.
La confesión de Edgar
Al día siguiente desapareció, después de haber pasado todo el día en casa. Se dio un baño de dos horas, se puso un conjunto nuevo de ropa interior y se marchó a las 21:30 después de haber cenado un poco. Tres personas aseguran haberla visto con Edgar en el puerto deportivo, en actitud cariñosa.
Unos meses después de la desaparición, la policía llamó a declarar a un compañero de trabajo de Edgar. Según relató, Edgar le confesó haber estado con Aurora la noche que desapareció. Al parecer la chica murió mientras mantenía relaciones sexuales en su coche, y él asesutado se deshizo del cadáver.
Según esta versión enterró el cuerpo en El Morell, e incluso describió cómo era la zona. Los agentes buscaron en muchas localizaciones de este pueblo pero el cadáver nunca apareció. Ahora podrían haber dado con el lugar exacto, y si finalmente el cuerpo aparece la suerte de Edgar podría cambiar para siempre.
La verdad del caso Aurora
Un año después de que Edgar quedara en libertad, un nuevo testigo aportó información relevante. Explicó que el joven tenía un especial interés por la magia, los rituales y el esoterismo, y que se sentía atraído por la violencia y el sado. La familia de Aurora cree que la joven fue víctima de un ritual satánico.
Aurora era una chica que había sufrido mucho y después de mucho tiempo encerrada en casa había empezado a salir. Era una persona vulnerable y susceptible de ser engañada por el círculo de amigos de Edgar, que se sentían atraídos por el satanismo. Creen que la convenció para ser sometida a un exorcismo.
Por eso aquella noche salió con la Biblia escondida en un pañuelo, a pesar de que nunca había sido religiosa. Por eso estaba tan ilusionada con los ángeles, que la iban a ayudar a liberarse de su doloroso pasado. Pero algo salió mal y el rito acabó en tragedia, una tragedia que ahora está a punto de salir a la luz.