El líder de Vox, Santiago Abascal, en primer plano, con el de Podemos, Pablo Iglesias, al fondo

Sin desescalada: La bronca entre Iglesias y Abascal alimenta la división en las calles

El líder de Podemos amenaza con escraches y el de Vox le reta a ir personalmente

El líder de Vox, Santiago Abascal, en primer plano, con el de Podemos, Pablo Iglesias, al fondo
Los líderes de Vox y Podemos se han retado en sede parlamentaria | EFE

Parece que la famosa desescalada que se está viviendo estos días en las diferentes partes de España no tiene su paralelo en la situación política del país, que atraviesa uno de los momentos de más tensión desde que empezó la pandemia y refleja una peligrosa  tendencia al guerracivilismo con  más enfrentamiento  en las redes y en las calles.

Hasta ahora, la emergencia sanitaria había logrado un cierto consenso social y político en torno a la prioridad de superar la crisis, pero con la mejora de las cifras y el alivio de las medidas de confinamiento,  la calle se calienta por la reacción de los ciudadanos ante la gestión del Gobierno, y los partidos sacan los trapos sucios y elevan la tensión.

Si estos días se ha percibido un aumento del descontento expresado en manifestaciones en varios barrios de Madrid, el último ejemplo de esta división  hacia la que avanza peligrosamente España se ha vivido en el Congreso de los Diputados con una monumental bronca entre el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el de Vox, Santiago Abascal.

El duro discurso de  Santiago Abascal  contra el Gobierno, en el debate sobre la prórroga del estado de alarma, hoy miércoles, ha puesto el foco en el vicepresidente Pablo Iglesias al que ha acusado de «llamar a la guerra civil». «Tiene modales de Largo Caballero», le ha dicho, y le ha hecho una recomendación: «Limpie el rastro que ha dejado en internet apoyando a ETA y a las narcodictaduras». 

Pablo Iglesias no se ha quedado callado y ha respondido a las provocaciones. «Límpiese la boca antes de hablar de democracia», le ha dicho a Abascal, cuya formación ya fue objeto de los improperios del líder de la formación morada en un anterior debate parlamentario: «Ustedes ni siquiera son fascistas, son parásitos».

Pero la escalada dialéctica ha ido a más, y Santiago Abascal ha retado directamente a Iglesias. «Si no le gusta ser vicepresidente, no mande a sus lacayos a nuestras casas, venga usted mismo», ha dicho, en relación a las amenazas de Iglesias ayer de hacer escraches contra los líderes de la derecha.

Las palabras de Abascal vienen de las polémicas declaraciones de Pablo Iglesias ayer en una entrevista: «Hoy vienen los de derechas a la puerta de mi casa, mañana irán los de izquierdas a la puerta de Ayuso, Abascal, Espinosa de los Monteros y Casado». Y dio un paso más allá: «Pronto habrá gente en casas de los periodistas, esos que se han convertido en referente ideológico».

Sus palabras no cayeron en saco roto y Abascal se apresuró a colgarlas en su cuenta de Twitter  con un recordatorio: «¡Pero si el  jarabe democrático lo inventó él! En mi tierra ya me lo hicieron sus amigos de ETA, y aquí estamos». «Le hago responsable directo  de cualquier cosa que pueda pasarme», tuiteó Espinosa de los Monteros.

Las manifestaciones de estos últimos días, que partieron del barrio de Salamanca, han llegado a Galapagar, donde tiene su residencia Pablo Iglesias, y la Guardia Civil ha cerrado la calle en la que vive el vicepresidente para evitar altercados. Ahora, muchos le recuerdan a Pablo Iglesias aquella famosa expresión con la que definió los escraches hace tiempo: «jarabe democrático».

Mientras, las manifestaciones se van extendiendo hacia otros barrios de Madrid aumentando la tensión entre vecinos y manifestantes, sobre todo en algunas zonas tradicionalmente de izquierdas como  Carabanchel o San Blas. Esto se suma a la preocupación del Gobierno por el aviso de  Policía Nacional y Guardia Civil  de que se está preparando un otoño caliente.