El final del verano está sacando a la luz balances desastrosos que obligan a revisar a la baja todas las previsiones para la economía española. Así lo acaba de anunciar el Banco de España: si había un mínimo atisbo de recuperación de cara al año que viene, este se aleja definitivamente al constatar el hundimiento del sector turístico.
La entidad ha publicado su tercer informe trimestral con una corrección a la baja del crecimiento esperado en 2021. El Banco de España cambia sus previsiones tras el batacazo de este verano y anuncia nubarrones en nuestro país para el año que viene.
Entonces hizo una estimación optimista esperando que las medidas contra el coronavirus tuvieran un impacto mayor del que realmente han tenido. La realidad es que la economía ha caído un 18%, mucho más de lo previsto, y además los rebrotes y las cuarentenas impuestas por otros países a España han acabado por hundir a nuestro país.
Esto hace que las perspectivas para 2021 sean mucho peores de lo que se esperaba, y ahora el Banco de España ve una crisis más persistente con una recuperación mucho más lenta y a largo plazo. Óscar Arce, director general de Economía de la entidad, es tajante: «La menor aceleración de la economía en 2020 implica un peor punto de partida para 2021».
Así, si en junio preveía una tasa de crecimiento del PIB del 9,1% en 2021, tras un retroceso de un 11,6% este año, ahora asegura que la economía podría crecer un 7,3% en el mejor de los escenarios, y un 4,1% en el peor de los casos.
La actual situación sanitaria y los efectos de la pandemia sobre el tejido productivo hacen que las perspectivas de crecimiento sean menores, y arrojan un dato aún más preocupante: a finales de 2022 la economía española no habría vuelto aún a los niveles anteriores a la crisis, ya que estaría dos puntos por debajo.
Pendientes de las ayudas
En esta previsión hay dos variables que pueden cambiar el curso. Una es la llegada de la vacuna. El Banco de España ha realizado sus estimaciones partiendo del supuesto de que no habrá una vacuna hasta el segundo trimestre del año que viene, momento en el que podría desaparecer las restricciones de movilidad definitivamente.
El otro condicionante son las ayudas europeas, que pueden tener un impacto relevante pero que la entidad ha excluido de la ecuación porque aún no tienen plazos concretos. Tampoco tiene en consideración la prórroga de los ERTE, a la espera de que haya un acuerdo.
A partir de aquí, la entidad dibuja dos escenarios en función de la evolución más o menos favorable de la crisis sanitaria. Sin embargo, en ambos casos se augura una recuperación más lenta de lo que se esperaba en términos de actividad empresarial y empleo. En este sentido, se espera una tasa de paro del 20% a finales de 2020.
Como recetas, el Banco de España pide centralizar las ayudas en sectores y trabajadores con negocios viables, aunque reconoce que es difícil saber qué sectores saldrán reforzados de la crisis. Lo que sí queda claro es que el turismo ha sido el más dañado por la crisis, para el que el Banco de España augura una recuperación más allá de 2021.
La crisis impactará también de lleno, según el informe, en la administración pública, cuyo déficit en 2020 aumentará hasta el 12,1% del PIB en el peor de los casos, y un 10,8% en el mejor escenario. En 2021 descenderá entre el 5,8 y el 8,2%. La deuda pública llegará en 2020 al 120,6% y el año que viene al 128,7%.