Una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) se ha convertido en una de las principales noticias estos días en Australia y todo el país está pendiente del desenlace de su trágica historia. Y es que el cetáceo perdió el rumbo a principios de mes y acabó por error en la desembocadura de un río, donde lleva embarrancado muchos días sin saber como retomar el camino hacia el mar. Lo peor es que este río, ubicado en el Parque Nacional Kakadu, está plagado de peligrosos cocodrilos de agua salada.
El animal entró en el río con otros dos ejemplares de ballenas jorobadas, pero no se han hallado restos de ellos. En este sentido, las autoridades creen que estos dos cetáceos pudieron haber vuelto al mar, pero también cabe la posibilidad de que, justo en el momento de las observaciones, estuvieran sumergidos.
Se cree que el trío de ballenas jorobadas se equivocó en su ruta migratoria entre las aguas antárticas y las zonas más cálidas o entraron al río por curiosidad.
Protección y salvamento de la ballena
Los guardabosques indicaron que sus expertos están preparados si fuera necesario para intervenir y proteger al enorme animal que fue avistado con sus compañeras el pasado 2 de septiembre por el ecólogo marino Jason Fowler mientras navegaba con amigos a 20 kilómetros de la boca del río.
Parks Australia informó que estableció el viernes una zona de exclusión en Kakadu, después de detectar la presencia «inusual» de las tres ballenas jorobadas. En el ríoEast Alligator, cuyas aguas con poca visibilidad están plagadas de cocodrilos de agua salada.
Carol Palmer, científica del gobierno del Territorio Norte, dijo el lunes a la emisora ‘ABC’ que los expertos barajan a idea de colocar en el animal un dispositivo de rastreo para seguir sus movimientos o usar los cantos de las ballenas y ruido submarino para empujar a la ballena a retornar al mar.
«Se han dado ejemplos sobre el uso de los sonidos de las ballenas para empujar a otra para que se vaya. Estamos analizando sonidos fuertes para evitar que la ballena vaya río adentro», comentó la científica. La población de ballenas jorobadas de Australia, que tiene dos poblaciones migratorias que navegan por sus costas oeste y este, es de 70.000 ejemplares, un número que ha ido aumentando por las medidas de protección implementadas por el país.
Algunas veces las ballenas han entrado a zonas inusuales como la bahía de Sídney, dando un espectáculo a los transeúntes al hacer piruetas en las aguas entre la Casa de la Ópera y el emblemático puente metálico de la ciudad.