Imagen de una calle de Córdoba

Balance histórico de la contaminación en España durante el estado de alarma

Los nuevos datos publicados por Ecologistas en Acción corroboran la caída brusca de la polución entre el 14 de marzo y el 30 de abril

La contaminación del aire durante los meses de marzo y abril cayó un 58% en el conjunto de España y se situó en los niveles más bajos de los últimos diez años con datos históricos y sin precedentes, según afirma Ecologistas en Acción, que vincula este descenso a la declaración del estado de alarma para frenar la expansión del coronavirus que incluye medidas de confinamiento y restricción de los desplazamientos.

El informe de la ONG 'Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España' ha analizado los datos de contaminación del aire de entre el 14 de marzo y el 30 de abril en 26 ciudades y ante los datos positivos, propone que durante la desescalada se mantengan prácticas como la compra de proximidad, el teletrabajo voluntario y la administración electrónica,  así como rebajar el límite de velocidad en vías urbanas a 30 km/h, potenciar la movilidad activa peatonal y ciclista y garantizar el transporte público con una ley de financiación.

En las 129 estaciones de medición de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) estudiadas en las 26 ciudades españolas de más de 150.000 habitantes ha habido una reducción «drástica» del tráfico que se traduce en una «mejora sin precedentes» de la calidad del aire, hasta situarse «muy por debajo» de los límites legales y las recomendaciones de la OMS.

Las ciudades con los datos más relevantes

El estudio concluye también que no hay diferencias significativas entre las diversas prórrogas del estado de alarma,  en las que se han aplicado restricciones de diversa intensidad. Sin embargo, añade que la caída de la contaminación ha sido algo superior de media en abril (60%) que en la segunda quincena de marzo (55%).

Por zonas, donde menos se ha reducido la contaminación ha sido en las ciudades de la cornisa cantábrica, probablemente por «factores meteorológicos no bien precisados». En cambio, las ciudades del litoral mediterráneo son las que más han rebajado los niveles de NO2, hasta concentraciones en ocasiones propias de estaciones rurales de fondo.

Precisamente, el informe concluye que las ciudades que más redujeron su contaminación fueron Alicante (72%) y Valencia (69%), frente a las que menos, Oviedo (42%) y Zaragoza (45%). Si nos fijamos en las dos grandes ciudades españolas, Madrid y Barcelona, los niveles de NO2 cayeron un 59% y un 62%  respectivamente. Las redes de medición de las ciudades son muy dispares, por lo que sus datos no pueden compararse con completo rigor.

La meteorología, clave en la reducción

Otros de los factores que han ayudado a esta mejora significativa de la contaminación del aire han sido las precipitaciones y la inestabilidad atmosférica que han predominado en estos meses ya que, según la ONG, este ha sido el mes de abril más lluviosos desde que hay registros y marzo fue también un mes húmedo.

El NO2 es un contaminante típico emitido por los tubos de escape de los automóviles (además de por las calderas industriales y domésticas), por lo que su evolución está directamente ligada a las emisiones del tráfico motorizado. Es esta su principal fuente en las ciudades y el principal factor que influye en la calidad del aire urbano.

Conclusiones del estudio

Ecologistas en Acción recuerda que el NO2 provoca cada año en España unas 7.000 muertes prematuras,  según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente. Se trata de un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y merma la resistencia a las infecciones.

En definitiva, la ONG subraya que la «dramática» situación creada por el COVID-19 «corrobora» que la reducción del tráfico motorizado en las ciudades tiene claros efectos en la disminución de la contaminación, algo que a su vez supone una importante mejora de la salud pública.

Finalmente, alerta de que la salida de la crisis podría conllevar el aumento de la contaminación atmosférica por encima de los niveles precedentes y por ello insiste en que se deben mantener las buenas prácticas y potenciar la movilidad activa peatonal y ciclista, así como implantar en las ciudades de zonas de bajas emisiones ambiciosas.