La noticia de que los niños transmiten el Covid-19 entre sí o a los adultos con poca frecuencia abre la puerta a la reapertura de las escuelas en otoño. Un comentario en la revista Pediatrics ha confirmado la poca incidencia del virus en los niños y ha asegurado que siempre que sigan las pauta de distanciamiento y las medidas de seguridad, las escuelas pueden abrir.
La revista científica forma parte de la Academia Estadounidense de Pediatría y los autores de esta afirmación son Benjamin Lee y William Raszka, dos especialistas en enfermedades infecciosas infantiles de Estados Unidos.
Estos expertos han escrito un texto llamado «Transmisión y niños Covid-19: El niño no tiene la culpa». Basan sus conclusiones en un nuevo estudio sobre el Covid-19 en niños y la infección en familias, y en otras investigaciones sobre la transmisión en el ámbito infantil.LosEn el nuevo estudio, Klara M. Posfay-Barbe, miembro de la Facultad de la Escuela de Medicina de la Universidad de Ginebra (Suiza), estudió los hogares de 39 niños suizos infectados con Covid-19. El rastreo de contactos reveló que sólo en tres (8%) era un niño el caso índice sospechoso, con síntomas anteriores a la enfermedad en los contactos adultos del hogar.
Otra investigación, en este caso en China, arroja resultados relevantes. El rastreo de contactos demostró que de los 68 niños con Covid-19 ingresados en un hospital en Qingdao del 20 de enero al 27 de febrero, el 96% eran contactos domésticos de adultos previamente infectados.
En otro estudio en China, nueva de cada 10 niños ingresados en varios hospitales de Wuhan contrajeron Covid-19 de un adulto, con un solo caso de transmisión de niño a niño. En una investigación en Francia, un niño con Covid-19 expuso a más de 80 compañeros de clase a la enfermedad y ninguna la contrajo.
En un estudio en Nueva Gales del Sur, nueve estudiantes infectados y nueve miembros del personal de 15 escuelas expusieron un total de 735 estudiantes y 128 miembros del personal a Covid-19. Solo se produjeron dos infecciones secundarias, una transmitida por un adulto a un niño. «La conclusión es que los niños no están transmitiendo la pandemia», dice Raszka.
No son vectores de transmisión
Después de seis meses, dicen los investigadores, hay una gran cantidad de datos acumulados que muestran que los niños tienen menos probabilidades de infectarse y parecen menos infecciosos. Los responsables de la transmisión, dicen, son los adultos que no cumplen los protocolos de seguridad.
Su idea de que los niños no son vectores de transmisión proviene del modelo matemático. Los modelos muestran que el distanciamiento social y el uso de mascarillas son estrategias mucho más eficaces para reducir la propagación de enfermedades.
El hecho de que las escuelas se hayan reabierto en muchos países de Europa y en Japón sin ver un aumento en las transmisiones comunitarias conforma la precisión del modelo. La reapertura de las escuelas en otoño es importante para el desarrollo saludable de los niños.
Según los expertos, «al hacerlo podríamos minimizar los costos sociales, de desarrollo y de salud adversos que nuestros hijos seguirán sufriendo hasta que se pueda encontrar la vacuna y distribuirla, o en su defecto, hasta que alcancemos la inmunidad colectiva».