Vanesa Vieitez ha decidido compartir públicamente la historia de su hija de 17 años. La adolescente lleva dos años atravesando un infierno: sufre acoso escolar y ha tenido que aguantar insultos, amenazas y agresiones físicas.
«No es capaz de dormir por las noches. Se despierta a las tres de la madrugada con pesadillas», ha confesado a 'Nius'. Allí ha explicado que hay una chica de 16 años que tiene a su hija completamente atemorizada. «Ha llegado al punto de no querer salir sola a la calle. No va ni al supermercado que tiene a doscientos metros de casa».
Todo empezó en el instituto de Tomiño, en Pontevedra, donde la adolescente estudiaba. «Al principio eran insultos suaves. La llamaban 'tonta' o 'estúpida' y le daban algún que otro empujón», pero con el paso del tiempo fue en aumento y empezaron las agresiones físicas.
«En noviembre del año pasado, en el autobús, le dio una patada. Le destrozó el móvil y le dejó una marca en la pierna. Mi hija simplemente le había pedido que quitase su mochila de un asiento, del único que quedaba libre para sentarse». Fue en ese momento cuando pusieron la primera denuncia ante la Guarda Civil, con el conductor del vehículo como testigo.
Sin embargo, de poco sirvió porque a partir de ese momento incrementaron todavía más los hostigamientos. «Empezó un acoso y derribo contra mi hija tremendo en el colegio y en el pueblo. Y ya no solo de ella, de la agresora, sino también de sus amigos». Para la hija de Vanesa el confinamiento «supuso un momento de alivio, de sosiego».
Vanesa pensó que el encierro conseguiría calmar la situación, pero no fue así. «A partir de que levantaron el confinamiento ya fue terrorífico. Un día empezaron a perseguirla dentro de un supermercado. Eran tres. La niña se puso nerviosa y me llamó».
«Yo fui allí y les pedí por favor, que la dejasen en paz. Pero me dijeron que no y con malas palabras». Fue entonces cuando decidió poner la segunda denuncia.
El mayor susto de Vanesa
«Me pidió ir con sus amigos al río y la dejé. Le dije que tuviese mucho cuidado. Pues al rato me llamó y me dijo que había tenido que llamar a la Guardia Civil porque la agresora había aparecido allí y le quería pegar».
Vanesa decidió presentarse en el lugar. Cuando ella llegó la chica que había intentado atacar a su hija se había marchado y ella pensaba que todo se había quedado en un susto, pero la acosadora volvió a aparecer.
«Al rato apareció en un coche, acompañada por otros chicos mayores de edad. La Guardia Civil, que justó llegó en ese momento, les dio el alto y en el registro que hicieron dentro del vehículo encontraron un cuchillo». Ese día la joven de 16 años le había dicho a su hija que la iba a matar.
Los profesores del instituto alegaban el acoso a «cosas de niñas»
Vanesa ha decidido cambiar de instituto a su hija y ha empezado el nuevo curso en un centro educativo de otro municipio. «Tuve que pedir auxilio a mi hermana y se ha tenido que ir a vivir con ella. Mi hija tiene que estar toda la semana fuera de casa y todo por culpa de esta gente».
En el anterior centro, la madre explica que los profesores no le ofrecían ninguna solución, alegando que eran «cosas de niñas». «¿Cosas de niñas? ¿Qué mi hija pueda aparecer muerta cualquier día son cosas de niñas?». La adolescente está bajo tratamiento psiquiátrico a raíz de todo esto y necesita medicación para poder dormir y calmar la ansiedad.
A pesar del cambio, la situación no ha mejorado para la joven de 17 años, porque la agresora la sigue vigilando. «Está atemorizada porque han llegado a ir a la puerta del instituto a vigilarla y a grabarla». «Mi hija lo dice. Me dice que cualquier día se mata. Mi hija me dice un montón de veces que se quiere suicidar. Cualquier dice aparece muerta», relata completamente angustiada.
Es por este motivo que ha pedido que la justicia actúe. «Necesito que me den una orden de alejamiento ya. Por dios, ya. Sin esa orden de alejamiento la Guardia Civil no puede hacer nada porque es menor y lo peor es que se las sabe todas. No puedo más. No podemos más».
El centro escolar alega que hicieron todo lo posible para frenar el acoso
Sin embargo, desde el centro aseguran que se adoptaron «desde el principio todas las medidas a su alcance, siempre de forma gradual y proporcional a los hechos, para intentar solucionar el conflicto entre las personas implicadas, corregir conductas gravemente contrarias a la convivencia y a proporcionar protección y apoyo a la persona afectada».
También especifican qué medidas se tomaron en este caso: «la apertura de un protocolo de acoso, en el que se siguieron escrupulosamente los pasos que marca la normativa, y un expediente disciplinario que se resolvió con la sanción máxima que la ley permite».
La dirección del centro IES Antón Alonso Ríos de Tomiño se ha puesto en contacto con 'EspañaDiario' para aclarar también que «desde hace años, el centro tiene un reconocido prestigio por su activo trabajo en la prevención del acoso escolar, así como de otras formas de violencia y conductas de riesgo organizando, en todos los niveles educativos, charlas y talleres sobre estas temáticas, en colaboración con el concello y con otras entidades y asociaciones».
Explican también que «el centro cuenta con un equipo de mediación entre iguales que funciona desde hace años con resultados muy positivos», y defienden que la actuación del centro y de sus profesionales fue «acorde con su habitual línea de trabajo, así como la implicación y buen hacer de sus profesionales».