El 27 de abril de 2021, hace exactamente un año, empezó en Tenerife uno de los casos más mediáticos de la crónica negra española. Aquella tarde, Tomás Gimeno aprovechó uno de los permisos con sus hijas para hacerlas desaparecer. El trágico desenlace llegaría después de una agónica búsqueda de 42 días.
Durante semanas se alimentaron todo tipo de hipótesis, y llegaron a pensar que el padre se había fugado con las niñas a otro continente. Sin embargo, la policía concluyó que Tomás había matado a sus hijas y había lastrado sus cuerpos al mar. Empezó entonces un rastreo sin precedentes en España.
Un buque oceanográfico con tecnología puntera buscó durante días a las niñas en el fondo del mar. El 10 de junio apareció Olivia, la mayor de las hermanas, dentro de una bolsa de plástico. El cuerpo de Anna nunca apareció aunque la dan por muerta, mientras que el paradero de Tomás sigue siendo un misterio.
Se llevó a las niñas
Tomás Gimeno y Beatriz Zimmermann estuvieron juntos y tuvieron dos hijas, Anna y Olivia, de 1 y 6 años. Beatriz, cansada de las infidelidades de su marido, se separó y empezó una nueva vida junto a un hombre mayor. Tomás, obcecado por los celos, prometió venganza contra su ex pareja.
Tomás y Beatriz habían acordado un régimen de visitas, que el padre aprovechó para llevar a cabo su macabro plan. La tarde del 27 de abril se las llevó como estaba previsto, pero no las devolvió a la hora acordada. Mandó un último mensaje a su ex diciéndole que no las volvería a volver a ver.
La Guardia Civil se puso inmediatamente en marcha. Las cámaras del puerto de Tenerife mostraban al padre llegando con unos bultos y zarpando en su lancha. Poco después volvía con las manos vacías, y al cabo de una hora y media volvía a salir al mar. A partir de ahí se perdía su pista.
Un plan muy calculado
La tarde del 27 de abril, Tomás recogió a su hija pequeña y la dejó en casa de sus padres, en Santa Cruz de Tenerife. Llevó a la mayor a clases de tenis, y más tarde fue al puerto para probar el motor de su embarcación. Tras recoger a Olivia volvió a casa de sus padres donde se despidió de ellos.
Lo hizo de una forma extraña, más efusivamente que de costumbre, lo cual les resultó extraño. Tomás se llevó a las niñas hasta su finca de Igueste de Candelaria, que cuenta con jardín, piscina y varias huertas. Allí fue donde según la investigación acabó con la vida de sus hijas estrangulándolas.
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Envolvió los cuerpos con toallas y los metió en bolsas de basura, que a su vez introdujo en unos bolsos de deporte. Cargó los bultos en su coche y junto con su perro condujo hasta la casa de sus padres nuevamente. Allí dejó al perro, las llaves de su otro coche y dos tarjetas de crédito con las claves.
El caso saltó a los medios
Tras haber ejecutado el plan meticulosamente, se dirigió hasta el puerto donde las cámaras le captaron cargando los bultos a la embarcación. Una vez en alta mar ató las bolsas al ancla y junto con otros lastres los dejó hundirse hasta el fondo. Envió unos últimos mensajes a su ex, a su padre y a algunos amigos.
El día 28 empezaron a salir las primeras noticias de la desaparición de un padre con sus dos hijas en Tenerife. La Guardia Civil no tardó en encontrar la embarcación a la deriva, en las costas del Valle de Güímar. Con el paso de las horas el caso fue atrayendo cada vez más la atención de los medios.
Difundieron la imagen del padre y de las pequeñas, y la madre se empeñó en mantener viva la búsqueda con la ayuda de SOS Desaparecidos. Toda España se volcó en el caso y hasta el último minuto mantuvieron la esperanza de hallarlas con vida. Nadie conocía aún el plan macabro que había urdido el parricida.
Búsqueda sin precedentes
La Guardia Civil barajó inicialmente la posibilidad de que el padre hubiera abandonado el país con sus hijas. Se emitió una orden internacional de busca y captura, y se coordinaron varias operaciones en países extranjeros. Finalmente se descartó esta hipótesis, y se puso toda la atención en otra teoría.
Las evidencias avalaban la hipótesis del asesinato de las menores, su hundimiento en el mar y el suicido del padre. Los investigadores sugirieron utilizar un buque oceanográfico con un radar y un robot para hallar indicios en el fondo del mar. A finales de mayo se inició el rastreo con un seguimiento mediático minuto a minuto.
La investigación consiguió ir acotando una zona de búsqueda, que dio resultados el 10 de junio. El buque Ángeles Alvariño localizó el cuerpo de una de las niñas a mil kilómetros de profundidad. Es la primera vez que se encontraba una persona a tantos metros bajo el mar en la historia de la navegación.
¿Dónde está Tomás Gimeno?
El cuerpo de Anna nunca apareció, pero sí la bolsa vacía en la que muy probablemente iría su cuerpo. La principal hipótesis en ese sentido es que la bolsa se abrió y el cuerpo fue llevado por la corriente. El cuerpo de Tomás tampoco apareció, aunque sí varios objetos que apuntaban a su suicidio.
La justicia concluyó que Tomás Gimeno había matado a sus hijas para causar a su ex el mayor daño posible. La autopsia de Olivia desveló que la muerte fue provocada por una asfixia mecánica por sofocación. Hace poco más de un mes, la juez decretó el archivo provisional del caso.
La justicia queda a expensas del hallazgo de Tomás Gimeno, que sigue siendo todo un misterio. Considera que Tomás Gimeno es con toda seguridad el autor material de la muerte violenta de las niñas. “No queda ningún aspecto de lo sucedido que no haya sido investigado”, concluye la Guardia Civil.