Montaje con fotos de Bernardo Montoya y Laura Luelmo

‘No te preocupes, vas a morir muy pronto’: Los últimos 78 minutos de Laura con vida

La Audiencia Provincial de Huelva juzga desde hoy a Bernardo Montoya, para el que la Fiscalía pide prisión permanente revisable

La tarde del 12 de diciembre de 2018, todos los sueños de Laura Luelmo, una maestra de 26 años, se ahogaron en las manos de un criminal reincidente. Hacía apenas algunos días que Laura se había mudado a El Campillo (Huelva) para trabajar en un instituto. Pero su camino se cruzó con el de Bernardo Montoya, que la sometió a 78 minutos de sufrimiento.

La Audiencia Provincial de Huelva juzga desde hoy a Bernardo Montoya por el asesinato y violación de Laura Luelmo. La Fiscalía pide para él la prisión permanente revisable, más 20 años de cárcel por secuestro y otros 12 por agresión sexual. Se da la circunstancia de que ya había asesinado a una anciana de 82 años a finales de los años noventa.

En el juicio intervendrán numerosos testigos, los investigadores y el propio Montoya, a quien la Guardia Civil define como “un monstruo”. En un primer momento confesó el crimen, pero luego cambió varias veces de versión, y finalmente acusó a su exnovia del mismo. La descripción de los hechos es demoledora y escalofriante.

26 años y maestra de Zamora

Laura Luelmo era una maestra de 26 años, natural de Zamora y enamorada de Andalucía. Por eso no dudó ni un instante en aceptar la plaza que le salió en una escuela de Nerva, en Huelva. Una compañera suya le ofreció alquilar una casa en El Campillo, a 8 kilómetros de su trabajo, y Laura se trasladó en los primeros días de diciembre. 

Foto de Laura Luelmo
Laura tenía 26 años y la docencia era su gran vocación | Cedida

En aquellos momentos aún no lo sabía, pero se estaba metiendo en la boca del lobo. Justo enfrente de su nueva casa vivía Bernardo Montoya, un expresidiario que a finales de los noventa degolló a una anciana llamada Cecila. Durante los primeros días, su vecino no le quitó el ojo de encima y Laura se sintió amenazada.

Tanto es así que los días anteriores a su muerte, la joven mostró a su novio su inquietud por la actitud de su vecino. Frío y despiadado, Montoya estudió los movimientos de la joven maestra, y el 12 de diciembre aprovechó su oportunidad. El escrito de Fiscalía describe un auténtico infierno entre las 17.25 y las 18.42 horas que Laura tardó en morir.

Montaje con fotos de Bernardo Montoya
Bernardo Montoya, un criminal reincidente | LND

'Vas a morir pronto'

El día de los hechos, sobre las 17.25 horas, Bernardo Montoya abordó a Laura Luelmo en plena calle. Ella volvía de hacer la compra en el super, y sufrió el ataque delante de la puerta de su casa. Laura pidió socorro a gritos, pero el agresor consiguió meterla a la fuerza en su casa y allí la emprendió a golpes con ella. 

Según la investigación, le ató las manos a la espalda y le tapó la boca con cinta aislante para que no se escucharan los gritos desde la calle. Le propinó hasta 40 por todo el cuerpo, y una vez aturdida la llevó a una de las habitaciones y la agredió sexualmente. Finalmente la mató de un fuerte golpe en la cabeza, propinado con un palo o una piedra. 

Pero antes la volvió a someter a torturas y vejaciones, “padecimientos innecesarios y un sufrimiento más intenso que el necesario para causarle la muerte”. Él mismo confesó que antes de hundirle la cabeza le dijo: “No te preocupes, vas a morir pronto”. Luego metió el cuerpo semidesnudo en el maletero de su coche, y lo condujo a un descampado cercano. 

78 minutos de sufrimiento

Entre el secuestro y la muerte pasaron una hora y 18 minutos de sufrimiento, propios solo de una mente perturbada. La autopsia describe 40 lesiones en la mandíbula y en la región frontal y temporal de la cabeza. La causa de la muerte fue “un golpe con un objeto de carácter inciso contuso, con transmisión de fuerza viva para producir hundimiento craneal”.

Montaje con foto de Laura Luelmo
Encontraron el cuerpo de Laura en un paraje cinco días después | LND

A las 18.42 horas, consumado el crimen, Montoya introdujo en el coche el cuerpo de Laura envuelto en una manta. A las 19.25 lo abandonó en el paraje de Las Mimbreras, junto a la N-435. Un voluntario de las labores de búsqueda la encontró 5 días después.

Al día siguiente, agentes de la Guardia Civil detuvieron a Bernardo Montoya como principal sospechoso. Se derrumbó durante el interrogatorio y acabó confesando el crimen. Luego cambió varias veces de versión, pero todas las pruebas le señalan a él. 

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