28 días después de la desaparición de Marta Calvo en Manuel (Valencia), Jorge Ignacio Palma se entrgó a la policía. Explicó que había muerto en una noche de desenfreno, que la había descuartizado y había repartido los trozos por diversos contenedores. La policía había creído hasta ahora su versión.
Por eso pusieron en marcha una costosa operación de búsqueda en el vertedero de Dos Aguas, pero no dio resultado. Los investigadores de la Guardia Civil han llegado a la conclusión de que el presunto asesino mintió. No descuartizó el cadáver de Marta, sino que trató de ocultarlo en algun lugar recóndito.
Por eso, después de dos años de búsqueda infructuosa la policía ha reactivado la búsqueda de Marta con nuevas pistas. Creen que el asesino escondió el cuerpo en algún lugar en Manuel, Villanueva de Castellón o Llosa de Ranes. Lo buscan en una zona acotada gracias al posicionamiento del móvil de Jorge Ignacio.
Los investigadores inspeccionaron ayer tres lugares en los municipios de Villanueva de Castellón y Llosa de Ranes. Días antes, agentes expertos en telecomunicaciones y dos guardias civiles del Seprona de Valencia delimitaron la zona de rastreo. Para ello utilizaron la geolocalización de la señal telefónica.
Esta mañana se han reanudado las tareas de búsqueda en los aledaños de la ermita de Santa Ana, en Llosa de Ranes, y en el vertedero ilegal junto a Villanueva de Castellón. Las tareas de búsqueda han causado un gran revuelo entre los vecinos. Entre el operativo de búsqueda hay un gran optimismo.
Lo integran una treintena de agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y varios grupos de la comandancia de Valencia, junto con un guía canino y dos perros adiestrados. Creen que cada vez están más cerca de encontrar a Marta. Y eso es en parte gracias a otras dos víctimas, Arliene y Marcela.
Dos víctimas más conectadas con el caso
Inicialmente, los investigadores no establecieron ninguna conexión entre la muerte de Marta Calvo y las de Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas. Marta desapareció el 7 de noviembre de 2019, mientras que las otras dos murieron en junio de 2018 y en marzo de 2019. Sin embargo, sus casos quedaron en el olvido.
Solo la alarma social desatada por la muerte de Marta Calvo incentivó la investigación de estos dos casos, que desembocaron en el mismo nombre: Jorge Ignacio Palma. Este depredador sexual se dedicaba a concertar citas sexuales con sus víctimas. Les inducía a sobredosis de cocaína con ánimo de matarlas.
A su vez, las muertes de Arliene y Lady Marcela pueden ahora ayudar a encontrar el cuerpo de Marta. Los investigadores creen que Jorge Ignacio no descuartizó a Marta, sino que escondió su cadáver. Hay varios indicios para pensarlo, pero sobre todo, el modus operandi del asesino con las otras dos víctimas.
Para entender la mente de este criminal e intuir como pudo actuar, han reconstruido las muertes de Arliene y Lady Marcela. Ninguna de ellas fue descuartizada, así que no creen que Marta fuera una excepción. Se inclinan por pensar que intentó esconder el cadáver para ganar tiempo y huir de la policía.
Las muertes de Arliene y Lady Marcela
Arliene Ramos Dos Santos, brasileña de 33 años, se dedicaba a la prostitución. Jorge Ignacio concertó con ella un encuentro sexual en un domicilio, el 25 de marzo de 2019. Horas después fue sacada de allí en ambulancia con fuertes convulsiones. Entró en parada cardiorrespiratoria y murió nueve días después.
Arliene ejercía la prostitución en un local a las afueras de Valencia, pero esa noche se topó con un cliente especial. El colombiano le propuso realizar una fiesta blanca, es decir, sexo con consumo de cocaína o cristal. El caso quedó archivado como "juego sexual entre dos personas adultas".
Meses después, otra joven que ejercía la prostitución acabó muriendo por sobredosis. Era Lady Marcela Vargas, una colombiana de 26 años que trabajaba en un local de alterne en Valencia. Lo hacía para sacar adelante a sus dos niños pequeños y a su madre, que también estaba a su cargo.
Uno de los clientes que recibió aquella noche fue Jorge Ignacio, con el que estuvo un buen rato dentro de su habitación. Sus compañeras no escucharon ruidos extraños, pero le vieron salir del local con bastante prisa. A la mañana siguiente encontraron el cuerpo de la joven desnudo sobre la cama, muerta.
Tenía síntomas de estrangulamiento y una sobredosis de cocaína 20 veces más que la dosis letal media. En su cuerpo se encontraron lo mismo que en el de Arliene: rocas de extrema pureza impregnadas en sus genitales. Meses más tarde, la desaparición de Marta pondría a los investigadores sobre la pista.
Jorge Ignacio Palma, un depredador
En los dos primeros casos, Jorge Ignacio consiguió huir del lugar de los hechos sin despertar sospechas. Pero en el caso de Marta cometió un error, y la joven envió la ubicación a su madre horas antes de morir. Había conocido al colombiano a través de una página de citas, y acabó cayendo en su trampa.
El asesino confeso se entregó días después, y reconoció que habían estado practicando sexo con drogas pero negó haberla matado. Una orgía de sexo y cocaína que salió mal, argumentó. Luego, asustado, se había deshecho del cuerpo repartiéndolo en pedazos por varios contenedores.
La investigación en torno a Jorge Ignacio permitió conectar la muerte de Marta con la de Arliene y Lady Marcela. La principal hipótesis es que este depredador anulaba la voluntad de las víctimas con algún tipo de droga, y después les inducía a una sobredosis introduciendo cocaína en sus genitales.
Además de estas tres víctimas mortales, once mujeres más de entre 19 y 43 años han denunciado ser víctimas del mismo depredador. A todas les administró cantidades ingentes de cocaína en contra de su voluntad. Todas ellas relatan la misma experiencia y recuerdan un miedo a morir paralizante.