La sociedad española sigue consternada por el asesinato a puñaladas de un niño de 11 años a manos de su padre este fin de semana, en Sueca (Valencia). Antonio prometió que mataría a su hijo Jordi, y lo ha cumplido. Así lo cuentan los vecinos el día después del horrible parricidio.
Harta de los malos tratos, la madre del niño, una mujer de 44 años, decidió separarse de su marido Antonio, de 47. Según los vecinos, él no llevaba bien la separación y “dijo que le iba a dar a ella donde más le doliera”. Una amenaza dirigida directamente a su único hijo Jordi, que lamentablemente ha cumplido.
Antonio aprovechó el régimen de visitas con el menor para asestarle varias cuchilladas y acabar con su vida. Lo hizo el mismo fin de semana que Jordi cumplía años. Se trata de un nuevo caso de violencia vicaria en España, tras otros sucesos dramáticos que el caso de Tomás Gimeno en Tenerife.
Se separaron en verano
La decisión de la mujer de Antonio de separarse de su marido hace unos meses parece ser el detonante de la tragedia. Los vecinos aseguran que él había amenazado con matar a su hijo para vengarse de su mujer. Lo hizo de la forma más cruel, el día después de que Jordi cumpliera 11 años.
La polémica rodea este caso, ya que un juzgado había decretado como medida cautelar una orden de alejamiento. Sin embargo había mantenido el régimen de visitas basado en el “bajo riesgo policial”. Esto, a pesar de la situación y las amenazas constantes por parte del presunto parricida.
“Por qué no se ha tirado él por la ventana” o “cómo puede ser tan hijo de puta para matar a un niño” es lo que se podía oír ayer en Sueca. Horas después de conocerse la desgracia sigue la consternación entre los vecinos del municipio valenciano. Todo se desencadenó ayer, de la forma más dramática.
No respondía a las llamadas
El sábado fue el cumpleaños de Jordi y el niño celebró los 11 años en compañía de su padre Toni. Así lo establecía el régimen de visitas, según el cual el padre debía devolver el menor a su madre el domingo después de comer. Pero no respondía a las llamadas de la madre y esta empezó a inquietarse.
La mujer se presentó en casa del maltratador, en el número 3 de la calle Rafael Hervás. Al llamar al timbre y ver que nadie respondía, se puso a gritar el nombre de su exmarido y después el del niño. Los vecinos escucharon estos gritos fruto de la desesperación de la madre, ya que nadie contestaba.
Finalmente decidió llamar al 112 y la Guardia Civil logró acceder al domicilio del parricida. En el interior estaba el cuerpo sin vida del pequeño Jordi, con varias heridas infligidas con un cuchillo de cocina. Eran las 15:30 cuando los agentes detuvieron a Toni como presunto autor del crimen.
¿Se podría haber evitado?
El cuerpo del menor fue trasladado al instituto Legal de Medicina de Valencia, donde hoy está previsto que se le practique la autopsia. Por su lado, la madre fue atendida por una crisis de ansiedad en el mismo lugar de los hechos. La trasladaron al Hospital de La Ribera para que recibiera la atención adecuada.
Antonio, el presunto asesino de su propio hijo, permanece detenido en la comandancia de la Guardia Civil de Sueca. Está a la espera de ser llevado ante el juez para ofrecer su versión de los hechos. El caso ha recaído en el juzgado de instrucción número 3 de Sueca, y hay una investigación en marcha.
Muchos se preguntan ahora si podría haberse evitado, a tenor de las circunstancias. ¿Por qué había un régimen de visitas, teniendo en cuenta el historial de malos tratos del padre? Esto es lo que deberá esclarecer ahora la justicia, para establecer si pudo haber un fallo de los mecanismos de protección.
El drama de la violencia vicaria
El municipio de Sueca está consternado por los hechos ocurridos. El ayuntamiento ha expresado de forma pública su “repulsa y condena más enérgica por el triste suceso ocurrido”. La institución ha trasladado su pésame a la familia de la víctima y ha convocado una manifestación hoy a las 20:00 horas.
Jordi es la primera víctima de violencia vicaria en lo que va de año en España. Sin embargo, no es un caso aislado, a tenor del repunte de este tipo de violencia en los últimos meses en nuestro país. El caso de Tomás Gimeno, que mató a sus hijas Anna y Olivia de 1 y 6 años en Tenerife, fue el más mediático.
Poco después otro padre, Martín Ezequiel Álvarez, mató a su hijo Leo de dos años en Barcelona. Lo hizo en el mismo hotel donde años antes se había casado con la madre del niño, de la que se había separado días antes del crimen. Un claro ejemplo de cómo estos asesinos utilizan a los niños para hacer daño a sus exparejas.