La sociedad española quedó impactada hace unos meses por la historia de un cadáver que iba de copiloto. Sucedió en abril de este mismo año en la frontera con Francia, el mismo lugar donde ahora se ha repetido. El domingo 26 de septiembre apareció otro cadáver dentro de un coche en circulación.
En la fecha señalada, un coche con dos ocupantes cruzó la frontera entre Francia y España en dirección sur. Se trataba de un coche alquilado con matrícula francesa. En él viajaba el conductor y su pareja, Antonio, que iba muerto aunque nadie se dio cuenta.
Al llegar a La Jonquera, en territorio catalán, el hombre que conducía aparcó el vehículo en frente de la comisaría de Mossos d’Esquadra. Las instalaciones policiales estaban cerradas a esas horas de la noche, pero encontró una pareja que patrullaba. Entonces hizo una confesión espeluznante.
Según explicó, el copiloto que iba con él en el coche era su marido y estaba muerto. Los dos agentes activaron el protocolo de actuación en estos casos, avisaron a la comitiva judicial y movilizaron a los investigadores policiales. El relato del hombre parecía veraz, y el cadáver no presentaba signos de violencia.
La versión del conductor
La versión del conductor es que su marido estaba en una fase terminal de la enfermedad que padecía, y decidieron hacer un último viaje. El fallecido iba a cumplir 52 años, así que decidieron celebrar su cumpleaños. Cuando murió, volvían de la bodega Moet & Chandon en Épernay, más allá de París.
El hombre murió aún en territorio francés, aunque aún no se ha aclarado exactamente dónde. El hombre, consciente de las dificultades de la repatriación de un cadáver, decidió seguir el viaje con el muerto de copiloto. Una vez en España, se acercó a la comisaría más próxima para ponerlo en conocimiento.
Según explicó el propio conductor, y como después comprobaron los Mossos d'Esquadra, Antonio estaba en tratamiento en un hospital de Barcelona. Su estado había empeorado mucho, y ante la inminencia de su aniversario quiso hacer un último viaje. Una historia de amor que tiene su eco en lo acontecido en abril.
Una historia muy parecida
La historia se parece mucho a la del pasado mes de abril, cuando un hombre apareció muerto en el asiento del copiloto en La Jonquera. Había hecho un último viaje con su marido porque estaba enfermo en estado terminal. Parece que este nuevo caso podría ser una imitación del anterior.
En aquella ocasión, la historia fue más macabra porque el copiloto llevaba semanas fallecido y su pareja lo había tapado con una manta. Además, la policía lo descubrió porque el conductor se había saltado un control policial. Recorrió varios kilómetros en dirección contraria hasta que sufrió un accidente.
Al acercarse al vehículo, los agentes notaron un mal olor y comprobaron que había un cadáver en descomposición. Se abrió una investigación, aunque se descartó cualquier signo de criminalidad. En el caso sucedido hace unos días no hay ninguna investigación y se da el caso por cerrado.
Una macabra huida
El fallecido en abril era Rolf Taubenberger, un hombre de nacionalidad y pareja del español Raúl Vázquez. Rolf estaba enfermo de cáncer, pero se escapó del hospital donde estaba ingresado para hacer un último viaje con su novio. Murió durante el viaje, pero Raúl siguió su marcha en dirección a Suiza.
Finalmente fue descubierto por las autoridades y quedó arrestado por conducción temeraria. No se le imputó ningún cargo por la muerte de su marido, ya que se comprobó que había fallecido por causas naturales. El juez le retiró el carnet de conducir y le prohibió salir del país.