La desaparición de Amanda Albach, una joven brasileña de 21 años, ha acabado de la peor forma. Los sospechosos confesaron haberla matado y llevaron a la policía hasta el lugar donde estaba enterrada. Pero además, revelaron un macabro detalle: le obligaron a cavar su propia tumba antes de ejecutarla.
Los restos de Amanda, madre de una niña de dos años, han sido encontrados en una playa en Itapiruba, al sur de Brasil. Hay dos hombres y una mujer arrestados, y uno de ellos ha confesado ser el autor de los disparos mortales. Así culmina la búsqueda de la joven, que llevaba 18 días en paradero desconocido.
Inicialmente se barajó la posibilidad de un crimen machista, pero se ha descartado. Aunque la investigación sigue en marcha, todo parece obedecer a un ajuste de cuentas vinculado con el narcotráfico. Al parecer, Amanda sabía demasiado y alguien quiso silenciarla.
Un último mensaje muy extraño
La desaparición de Amanda se produjo cuando estaba de vacaciones junto a unos amigos, celebrando un cumpleaños. Después de la fiesta no volvieron a verla, y tampoco respondía a las llamadas de teléfono. La familia, preocupada, interpuso una denuncia y los agentes pusieron en marcha una investigación.
Antes de desaparecer, la joven mandó un mensaje a sus padres diciendo que volvería a su ciudad al amanecer. Pero sus familiares notaron algo raro en la voz de Amanda, y durante el audio se escuchaba mucho viento. Creen que cuando mandó el mensaje estaba en la playa a punto de ser ejecutada.
Según las primeras pesquisas, los ejecutores de Amanda la secuestraron esa misma noche y la llevaron hasta la playa. Allí le obligaron a mandar un mensaje para tranquilizar a sus padres, y también le forzaron a cavar su propia tumba. Una vez hecho esto, acabaron con su vida efectuando dos disparos.
El motivo por el que la mataron
Los investigadores tratan de esclarecer ahora los motivos de la ejecución. Según parece, Amanda sabía que uno de los detenidos se dedicaba al tráfico de drogas y se lo había contado a otras personas. También habría mandado una foto con una de las armas que esta persona tenía guardada en casa.
A este traficante no le habría gustado el comportamiento de Amanda y decidió deshacerse de ella pegándole dos tiros. La investigación sigue en marcha, y la policía sospecha de los amigos con los que Amanda fue a la fiesta y que podrían haberla traicionado. Los agentes detectaron muchas incongruencias en su declaración.
El caso ha dado la vuelta al mundo y ha causado una gran conmoción en Brasil. Sobre todo en su entorno, donde aseguran que era una excelente amiga y una gran madre. Además, se da la circunstancia de que la joven había perdido a dos hermanos de la misma forma.
La tragedia se repite
La tragedia se repite en la familia de Amanda, porque en 2010 los narcotraficantes mataron a dos hermanos suyos. Francieli Albach, de 23 años, y su hermano de 11 fueron ejecutados en Fazenda Rio Grande, la localidad donde vive la familia. Desde entonces, Amanda vivía con su hija y su madre en esa misma ciudad.
Aquel día, Francieli estaba en el sofá de casa cuando unos narcos entraron en la vivienda y acabaron con su vida. Su hermano pequeño estaba en otra habitación durmiendo y se despertó por el ruido de los disparos. Esto llamó la atención de los ejecutores, que mataron al hermano pero perdonaron la vida del hijo, de 3 años.
Sus vecinos aseguran que la madre de Amanda nunca superó la muerte de sus dos hijos, y esta nueva tragedia ha acabado por destrozarla. Está sedada a base de medicamentos por el lamentable estado en el que se encuentra. Su dolor es compartido por todo el país, donde la noticia ha tenido un gran eco.