Hay crímenes que marcan para siempre y el que cometió Ali Elmezayen es sin duda uno de ellos. El hombre mató a sus dos hijos, que padecían autismo grave, por dinero. El californiano arrojó al mar su vehículo intencionadamente, concretamente en el puerto de Los Ángeles, con los dos menores, de 8 y 13 años, en el interior, que murieron ahogados ese fatídico 9 de abril de 2015. Y el motivo no fue otro que cobrar del seguro: lo tenía todo planeado al milímetro.
En el coche viajaba toda la familia, incluida la mujer en aquel entonces del asesino, Raba Diab. Su exesposa iba en el asiento delantero del coche y pudo salvarse, aunque no sabía nadar, gracias a que un pescador le lanzó un flotador. No tuvieron la misma suerte sus dos hijos, que viajaban en la parte posterior del vehículo y llevaban el cinturón de seguridad puesto, cosa que hubiera complicado cualquier intento de los niños por salvarse una vez caídos al mar.
Elmezayen, en cambio, quien dirigía el vehículo, que arrojó intencionadamente al agua, pudo salir fácilmente del coche por la ventanilla que ya había dejado abierta previamente y nadó hasta el muelle. A vista del juez que lleva el caso, Ali Elmezayen es «el estafador más grande y mentiroso» y de lo único que se arrepiente es de que su gran engaño fuera descubierto.
Y es que hablamos de un doble asesinato a sangre fría, con todo calculado. Según la Fiscalía de Los Ángeles, el culpable, de 45 años, esperó justo al 9 de abril de 2015 para acabar con la vida de sus dos hijos, porque en esa fecha vencía el periodo de carencia de la última de las muchas pólizas de seguros que tenía contratadas la familia.
Elmezayen ha sido condenado ahora a 212 años de cárcel por ahogar a sus dos hijos autistas en el puerto de Los Ángeles, precipitando su coche intencionadamente al mar, sin dudar y con la mente solo en el dinero que podría cobrar por sus muertes. Nada más lejos de la realidad, ya que, aunque llegó a cobrar el dinero y a gastarlo como quiso, finalmente el padre sin escrúpulos ha sido juzgado por el terrible crimen que cometió y cumplirá la pena máxima prevista por la ley.
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El macabro plan de Ali con los seguros, al detalle
Ali Elmezayen tenía un plan, que puso en marcha en julio de 2012. Empezó contratando pólizas de seguros de vida y de muerte accidental para él y para toda su familia, un dato que cobraría sentido tres años después con un supuesto accidente que, en realidad, fue intencionado. Trató hasta con ocho compañías aseguradoras y llegó a pagar primas de más de 5.000 euros al año, cantidades que no acababan de ir acorde con sus ingresos, de menos de 25.000 euros al año.
Estuvo prácticamente un año realizando dichas gestiones, hasta que pasó al segundo paso de su macabra estrategia. Una vez tenía todas las pólizas, se aseguró llamando a todas las compañías de que los seguros estaban en orden y activos y de que cobraría los beneficios pertinentes si su mujer o hijos morían por accidente. Ali sabía que podía levantar sospechas, por lo que en algunas llamadas incluso fingió ser su mujer. Llegó incluso a llamar a dos de las compañías aseguradoras para confirmar que no se investigarían las preguntas que había estado haciendo. Pero las llamadas fueron grabadas y han sido, de hecho, prueba esencial para el jurado en el juicio.
Cabe recordar que el engaño de Ali no fue descubierto al momento. Tras el 'accidente', llegó a cobrar 218.000 euros de indemnización, resultado de todas las pólizas que había contratado. Tenía lo que quería y decidió invertir comprando inmuebles en Egipto, su país de origen. Llegó a comprarse incluso un barco. Pero su sucia riqueza no le salvaría de la justicia, que le condena ahora a devolver todo el dinero a las compañías aseguradoras y a permanecer el resto de su vida entre rejas.
Ahora, en palabras textuales del juez del caso, Elmezayen «tiene tiempo suficiente para reflexionar, desde el interior de su celda de una cárcel federal, sobre hacia dónde le llevó la codicia y su interés propio». «Continuamos llorando por estos dos niños indefensos que merecían algo mejor de su padre, que nunca más caminará entre nosotros como un hombre libre», añadía el letrado, John F. Walter.
La sentencia define perfectamente el crimen: «Elmezayen concibió un plan a sangre fría para asesinar a sus dos hijos autistas y a su mujer, y poder sacar provecho de las pólizas». Unos «planes diabólicos» de «naturaleza viciosa y despiadada», que pusieron fin injustamente a las inocentes vidas de dos pequeños.