La pandemia ha dejado muchas secuelas entre los ciudadanos. El periodo de confinamiento, las restricciones o el uso de la mascarilla resultaron muy perjudiciales para la población. En algunos casos, la situación llega a resultar preocupante, como ocurre con el último problema conocido, los brotes de sarna.
Se trata de un trastorno de la piel que genera una picazón muy incómoda a consecuencia de pequeños ácaros parasitarios. Dicho picor se produce porque el ácaro cava sobre la zona y hace que dicho daño se intensifique por la noche. Hay que decir que se trata de una enfermedad cutánea muy contagiosa, que se vinculaba a otras épocas.
Sin embargo, hay que decir la sarna se puede tratar con facilidad en la mayor parte de los casos. Tenemos a nuestra disposición fármacos pensados para acabar con los ácaros y sus huevos.
El prestigioso dermatólogo Miguel Casals publicó un estudio en el que la define como "una epidemia dentro de una epidemia". En dicho trabajo menciona las posibles causas de su aparición, y los motivos por los que se han multiplicado los episodios durante los últimos dos años.
Asegura que durante el confinamiento las personas permanecieron mucho tiempo en lugares cerrados y acompañados por sus familiares. Esto ya incrementa las posibilidades de transmitir el parásito por medio del contacto estrecho.
En años anteriores, los especialistas ya habían detectado un cierto repunte de esta enfermedad durante los meses de invierno. Sobre todo porque hay una tendencia a permanecer más tiempo en casa durante esta época y también en los espacios cerrados.
"Una epidemia dentro de una epidemia"
Otro motivo, según Casals, fue el temor de los ciudadanos a salir de sus domicilios durante el confinamiento. Aunque pudieran notar el picor y otros síntomas vinculados con la sarna, tardaron más de lo habitual en acudir a sus centros médicos. En ese periodo también se dio la circunstancia de que los facultativos no atendían de manera presencial.
Explican que es casi imposible diagnosticar esta patología si el profesional no observa en persona al paciente. Esta acumulación de factores provocaron que los casos se multiplicaran.
Este dermatólogo cuenta que la "detección y el tratamiento del caso índice es la medida más eficaz para detener la expansión del parásito. Esta demora en el diagnóstico puede haber llevado a un incremento de la transmisión", señala.
Por lo general, la sarna aparecía hasta la fecha en determinados lugares como hospitales, cárceles, residencias o albergues. Todos tenían en común que se trataban de espacios con mucha gente y con poca ventilación. Sin embargo, la novedad reside que también se ha disparado la incidencia en los hogares.
El estudio desveló un dato muy esclarecedor. "Más del 80% de los diagnosticados tenía antecedentes de familiares o cohabitantes en su domicilio", apuntan. En los cinco años previos a la pandemia, solo el 20% de los afectados contaba con antecedentes o con convivientes con escabiosis.
La sarna ve como se dispararon los casos desde marzo de 2020
Entre los meses de marzo y mayo de 2020 se comunicaron en España 64 casos de sarna. Se trató del periodo en donde el confinamiento y las restricciones fueron más severas. Durante el mismo periodo de los años anteriores, la media se situaba en los 18,6 de media.
Hubo otro problema de relevancia generado por la detección tardía. Y es que la medicación recetada tuvo que ser más fuerte, aclara Casals. Con anterioridad, con una simple crema tópica resultaba suficiente, pero a partir de la pandemia, la situación se agravó.
En la mayoría de las ocasiones, los pacientes precisan de un fármaco oral, que en poco tiempo consigue acabar con la enfermedad. Por suerte, tiene una solución bien sencilla, pero necesita tratarse lo antes posible para evitar molestias mayores.
La sarna estaba vista como una patología de hace décadas, pero parece ser que ha vuelto. Esperemos que no sea para quedarse entre nosotros.