La pandémica global del coronavirus, más allá de las terribles consecuencias socioeconómicas para los humanos, está implicando una clara recuperación de la naturaleza ante la ausencia de humanos en las calles y la reducción drástica de la contaminación. No obstante, el uso descontrolado de guantes y mascarillas para protegernos del virus puede llegar a provocar una ‘plaga’ de nuevos residuos en el medio ambiente, especialmente en los océanos.
En este sentido, la presencia de estos materiales está aumentado de forma muy preocupante en todo el planeta, provocando las primeras concentraciones de vertidos de mascarillas y guantes en mares y océanos. Una lacra que se junta con la ya abusiva presencia de plásticos y microplásticos en las aguas de todo el mundo, calculada en unos ocho millones de toneladas anuales y auténticas islas de basura que ocupan una superficie total equivalente a toda Europa y Australia juntas.
Denuncia de las entidades ecologistas
Desde que empezó el uso de estos materiales en todo el mundo, muchas son las entidades ecologistas que han denunciado el aumento muy preocupante de la presencia de mascarillas y guantes en los océanos y mares de todo el planeta. Igual que pasa con los plásticos, más de tres cuartas partes de este tipo de materiales acaban arrastrados hasta el mar.
Qué podemos hacer para mejorar la situación
Los ecologistas admiten que esta problemática tiene difícil solución, debido a que se trata de materiales imprescindibles y vitales para luchar contra el coronavirus. No obstante, tenemos la posibilidad de alargar su vida de uso o gestionar bien el arrojo de estos residuos.
En este sentido, se recomienda utilizar al máximo cada mascarilla y guantes con el fin de generar el mínimo de residuos posibles. Asimismo, una tengamos que deshacernos definitivamente de ellos, debemos tirarlos en el contenedor general de restos. Por lo tanto, no debemos arrojarlos en medio de la calle o reciclarlos, imágenes que, desgraciadamente, se están viendo por todas partes.