En los últimos cincuenta años la desertificación ha avanzado un 1 % anual, un fenómeno que va a ir en aumento en los próximos años en el sur de Europa, zonas de Centroamérica, Asia y África, según estimaciones difundidas con motivo del Día de la Desertificación y la Sequía, que se celebra el 17 de junio. De este modo, y según los expertos, el sur de España sufrirá gravemente estos efectos, con zonas donde será muy difícil poder vivir por el calor y la sequía.
Según datos de la UNCCD, el 70 % de ecosistemas ha sido transformado, una situación que se acentuará porque para 2030 se necesitarán 300 millones de hectáreasmás para producción de alimentos, factores que favorecerán el avance de la desertificación, las sequías y los efectos del cambio climático, porque todo está relacionado.
Este año, la Convención para Combatir la Desertificación de Naciones Unidas (UNCCD) centra la celebración con el lema ‘Alimentos, forraje y fibras’, cuyo objetivo es cambiar las actitudes públicas hacia la principal causa de este fenómeno: ‘la producción y el consumo incesante de la población’.
El sur de España, una zona «invivible»
El avance de los desiertos en los últimos años ha afectado especialmente zonas del área subsahariana de África, el este y centro de Asia (como por ejemplo las zonas desérticas de China) y Arabia Saudí.
No obstante, y según el profesor de la Universidad de Lleida, Víctor Resco de Dios, en declaraciones a EFE, «el sur de Europa será una zona afectada por el cambio climático», según varios estudios, el último de los cuales, publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA’ (PNAS), indica que el sur de España será una zona «invivible».
Según esos datos, en el año 2070, «de Madrid hacia abajo las condiciones no van a ser óptimas para la vida humana por el número de días de mucho calor y la temperatura media, que será muy alta".
Situación que se agravará «para finales de siglo, cuando habrá una reducción de unos 100 l/m² de media en España», un «índice alto», según Resco de Dios. El estudio está basado en el escenario RCP8.5 del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que es «el más pesimista», asegura.
Problemas en todo el mundo
En Latinoamérica, «la sequía va a aumentar en la Cuenca amazónica», situación que podía desembocar en una «muerte arbórea muy elevada», según explica el experto, con mucha degradación forestal, y un efecto amplificador del cambio climático al dejar de absorber las emisiones por la pérdida de un importante sumidero de dióxido de carbono (CO2).
Asimismo, el futuro de los bosques tropicales «es una de las principales incertidumbres que existen actualmente en los modelos de sumideros terrestres de carbono», porque, si aumenta la sequía van a aumentar también los incendios como otro elemento amplificador del cambio climático.
Sin embargo, la sequía «no va a aumentar por igual en todo el mundo», porque la cantidad de agua va a ser la misma, lo que va a hacer el cambio climático es redistribuirla. Provocará un aumento de precipitaciones en algunas zonas del planeta, mientras representará una disminución en otras.
En relación con Centroamérica, Resco de Dios ha explicado que «hay mucha incertidumbre, pero por lo general ahí también se esperan disminuciones de lluvias» y solo en Argentina y Uruguay, en Sudamérica, se puede producir un «aumento de precipitaciones».
Los efectos del cambio climático
Según los estudios compilados en los informes del IPCC, las previsiones señalan que el cambio climático «aumentará las desigualdades entre países ricos y pobres», porque aumentará la sequía en las zonas que ya actualmente son secas y en las que actualmente viven unos 500 millones de personas. Sin embargo, «la humedad aumentará en zonas ya húmedas».
Uno de los factores para la disminución de precipitaciones es la deforestación, que en la Amazonía brasileña ha batido un nuevo récord el pasado mes de mayo, según datos del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil.
Según el INPE, el aumento de la destrucción de los ecosistemas amazónicos creció en mayo pasado en 829 km², extensión equivalente a la mitad del área de Sao Paulo, la mayor ciudad de Sudamérica.
La Amazonía es «una gran reserva de carbono y fijador del clima», pero la deforestación, según el INPE, está provocando «la aparición de incendios en esas zonas cuando la temporada seca acaba de comenzar». Una situación que recuerda a los incendios forestales que se produjeron en Australia el verano pasado, donde la sequía y el calentamiento provocaron la muerte de 33 personas y más de 3.000 casas calcinadas.
El aumento de sobreexplotación de recursos en el planeta y la sequía provocarán la pérdida de suelo para la agricultura, de fuentes de agua y de biodiversidad que se irán extendiendo, ha asegurado el secretario ejecutivo para la Convención contra la Desertificación de Naciones Unidas (UNCCD), Ibrahim Thiaw.