«Estamos en una nueva pandemia, tenemos un nuevo virus mucho más letal y mucho más infeccioso y contagioso durante mucho más tiempo. La situación es grave». El mensaje lo ha lanzado la canciller alemana, Angela Merkel, antes de anunciar que su país frena la desescalada y se prepara para un cierre total para Semana Santa.
Las pocas esperanzas que quedaban en Europa de poder abrir por Semana Santa, del 28 de marzo al 4 de abril, se desvanecen ante un nuevo repunte de contagios y la exasperante lentitud de la vacunación. Alemania ha dado el primer paso y anuncia el cierre total por Semana Santa con el corazón en un puño por la propagación de las nuevas variantes.
La canciller, visiblemente afectada, ha advertido que «el número de casos aumenta y las camas de cuidados intensivos se vuelven a llenar». En las últimas 24 horas, el país ha sumado 250 fallecidos más y casi llega a los 75.000. Pero además, la incidencia sube hasta los 108,1 y amenaza con desatar la cuarta ola en cuestión de días.
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Ante la dramática situación, el Gobierno federal ha acordado con los territorios endurecer las medidas y establecer un confinamiento duro para cortar la transmisión. Los gobernantes alemanes son conscientes de los costes que tendrá un nuevo cierre, y por eso la reunión se ha alargado durante más de 11 horas en medio de una gran tensión.
Los primeros afectados serán los comerciantes de buena parte del país, que tendrán que volver a cerrar la persona cuando aún no se han recuperado de los efectos de la tercera ola. A pesar de los costes sociales, la canciller ha justificado la medida como la única solución viable ante la propagación de la mutación británica del virus, «más infecciosa y mortífera».
Todo cerrado menos las escuelas
Según lo acordado, Alemania prolongará las restricciones hasta el 18 de abril e impedirá las reuniones sociales con más de una persona no conviviente. Está por ver si se aplicarán toques de queda en las localidades con más de 100 casos de incidencia acumulada que suman ya casi la mitad del país.
El Gobierno lo llama «freno de emergencia», y supone poner fin a la desescalada iniciada el pasado 8 de marzo. El comercio, los museos y los centros deportivos de medio país tendrán que volver a cerrar apenas dos semanas después de la reapertura. La canciller asegura que «era absolutamente imprescindible emplear el freno de emergencia». De momento, lo único que se ha salvado son los colegios, que seguirán abierto.
En Alemania, por Semana Santa, solo podrán abrir comercios esenciales como farmacias, gasolineras y tiendas de alimentación, y quedan prohibidas las reuniones sociales. Merkel reconoce que la reapertura conllevaba una serie de riesgos que finalmente se han acabado materializando, y ahora solo ve el confinamiento total como solución.
Control estricto en las fronteras
Una de las obsesiones del gobierno alemán para frenar la cuarta ola es el control fronterizo, y por eso ha acordado con los territorios exigir una prueba PCR a los viajeros que lleguen a Alemania. Hasta ahora, esto solo afectaba a las zonas con mayor incidencia, pero con la nueva medida se aplicará a todo el país con independencia del lugar.
El Gobierno alemán reacciona así a la avalancha de alemanes que han reservado sus vacaciones de Semana Santa en Baleares después de que se eliminara la obligación de test y cuarentena a los viajeros que vinieran de esa comunidad española. Ahora, el Gobierno recula y exigirá la PCR o cuarentena a todos los viajeros.
Mientras, España mira de reojo a sus vecinos europeos, y crece la incertidumbre. En Sanidad son conscientes del momento delicado que atraviesa el país, con el freno del descenso de los casos y la cuarta ola asomando la pata. Ayer, por primera vez, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, advirtió del riesgo en el que se encuentra el país y de la posibilidad real de aplicar un nuevo confinamiento si la situación empeora.
Sin embargo, se repite la misma historia que en diciembre y enero, con la tercera ola. Los expertos piden un cierre total de pocos días para evitar la propagación de las nuevas variantes, pero la prioridad de Sanidad es evitar precisamente el cierre. La propia Carolina Darias ha repetido los mismos argumentos que el ex ministro Salvador Illa: lo importante no son más restricciones, sino que se cumplan bien.
El Gobierno no olvida que España fue de los pocos países en Europa que superó la tercera ola sin confinamiento estricto. Por eso se mantiene la esperanza de poder evitar la cuarta ola con el toque de queda y los confinamiento perimetrales.