Albert Rivera anunciaba el 11 de noviembre de 2019 que abandonaba la política tras trece años de trayectoria, primero en Cataluña y después, desde 2015, a nivel estatal. Lo hacía tras una severa caída electoral de C's en las elecciones generales del día anterior: los naranjas pasaban de los 57 escaños obtenidos en los comicios anteriores, celebrados en abril de ese mismo año, a tan solo 10. Una pérdida de 47 diputados en un plazo de tan solo 7 meses que no dejaba excusa a Rivera para no abandonar la dirección de su partido.
Pero lo cierto es que el exlíder de C's se mantiene activo y sigue moviendo hilos tras su partido. Inés Arrimadas asumía en marzo de 2020 la presidencia de Ciudadanos tras un proceso interno en el que fue elegida líder ante el sector crítico de la formación, entonces liderado por el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea. Un año después, Arrimadas no ha sido capaz de afianzar su liderazgo ni de parar la crisis en la que vive el partido, que parece haberse cronificado, con síntomas claros de agravamiento en las últimas semanas.
La doble moción de censura fallida presentada en Murcia, en la que C's pretendió arrebatar el poder al PP pactando con el PSOE se saldó con una inesperada convocatoria de elecciones en Madrid que puede dejar a los naranjas fuera de la Asamblea y que, por ahora, ya les ha dejado fuera del gobierno regional. El paso en falso de C's agravó la situación de crisis ya existente y se inició una fuga de cargos que dejaron el partido, incluso alguno de ellos lo hizo fichando por el PP: es el caso de quien fuera secretario de Organización de la formación y mano derecha —además de amigo personal— de Albert Rivera, Fran Hervías.
El plan de Egea y Hervías para desmantelar a Ciudadanos... con Rivera detrás
El Partido Popular ha puesto su foco en absorber a Ciudadanos. Este es el cometido principal de su secretario general, Teodoro García Egea, que hizo un llamamiento público a los mandos de Ciudadanos en toda España para que abandonasen la formación y acudieran al PP. García Egea ha ofrecido manifiestamente cobijo a aquellos miembros de C's que deseen asegurarse el futuro en política ante la sensación de desastre de los naranjas, que recuerda el lento proceso de agonía de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) —formación que sigue viva pero que es muy minoritaria, muy lejos de aquellos tiempos en los que tenía grupo propio en el Congreso.
El caso es que Egea dirige el plan para desmantelar a Ciudadanos y que sus filas pasen a engrosar las del Partido Popular, pero su plan cuenta con un ayudante de garantías: se trata de Fran Hervías, que al haber sido secretario de Organización de los naranjas conoce a la perfección la estructura regional, provincial y hasta municipal del partido. Además, mantiene contacto directo con muchos de estos dirigentes. Hervías sabe perfectamente cuáles son los mandos territoriales más próximos a la ideología del PP y quiénes de ellos podrían verse seducidos si se les ofrece directamente integrarse en la formación de Pablo Casado.
Tras Hervías está la sombra de Albert Rivera. Su buena relación hace intuir que el expresidente de Ciudadanos ve con buenos ojos el desmantelamiento de la formación naranja tras el giro que Inés Arrimadas ha dado a la formación desde que le cedió el relevo. Rivera ha criticado veladamente en alguna ocasión las decisiones de su sucesora, y los rumores apuntan a que ha mantenido discretos contactos con la cúpula del PP en las últimas semanas. Ello encaja a la perfección con el hecho de que Hervías sea parte activa del plan de trasvase de C's al PP y que cuente con el beneplácito de Rivera desde detrás.
La idea pasa, en las próximas semanas, por esperar a que se celebren las elecciones autonómicas en Madrid. Si, como algunas encuestas auguran, Ciudadanos no es capaz de entrar en la Asamblea, el plan caerá prácticamente por su propio peso. Un descalabro de tales características podría conllevar la dimisión de Inés Arrimadas y aceleraría la fuga de cargos hacia el PP, algo que dejaría al partido al borde de la disolución o de la caída al limbo político de la residualidad. Sería, a la práctica, el final de C's antes del verano que contempla el plan de García Egea y Hervías con el visto bueno de Rivera.
Si hay algo que dificultaría ligeramente el plan del PP es que Ciudadanos se salve en Madrid y termine teniendo un papel determinante en la formación del próximo gobierno regional. Si supera, aunque sea por poco, el 5% —la barrera que permite acceder a la Asamblea—, los naranjas pueden tener la llave de un ejecutivo presidido por Ayuso o incluso por Gabilondo, y eso haría recobrar fuerza a Arrimadas. Aun así, García Egea y Hervías seguirían adelante con su plan ya que la caída de C's se prevé mayúscula, dentro o fuera del Parlamento madrileño.