La sentencia de un juez ha vuelto a traer a la actualidad el terrible caso de Adrián, un niño de 9 años que quedó postrado en una silla de ruedas por un error médico.
Los hechos ocurrieron en diciembre del año 2012, cuando Adrián tenía solamente 16 meses de edad, cuando acudió a la Clínica Q Diagnóstica de Valladolid para hacerse una resonancia. Aquel día, en palabras de su madre para 'El Español', Adrián «entró andando y salió en coma», y su vida dio un vuelco para siempre, la suya y la de sus padres.
Para la resonancia, el médico le inoculó unos anestésicos que le causaron una parálisis cerebral y una discapacidad del 90%. Ocho años después, el juez de la Audiencia Provincial de Madrid ha ratificado la sentencia emitida por el Juzgado de Primaria Instancia nº 91 que condena a la compañía de seguros del médico a indemnizar a la familia con 600.000 euros.
Tanto el Juzgado de Primera Instancia como la Audiencia Provincial consideran que los médicos cometieron una negligencia con el menor, que hoy en día apenas puede moverse ni hablar y sigue en una silla de ruedas. Adrián es alérgico a la lecitina de huevo, un componente que formaba parte del Propofol, el fármaco anestésico que el médico le administró al menor antes de someterlo a la prueba.
Ana María, la madre de Adrián, explica que «cuando salió del coma yo le agarré y ni siquiera sujetaba la cabeza. Como un bebé recién nacido. Ni se mantenía sentado». A raíz de este incidente, sus vidas cambiaron para siempre, razón por la que Ana María ha estado luchando en los tribunales para que los causantes de ese error lo paguen debidamente.
La familia contó con el apoyo de otros médicos
«Yo me empeñé en denunciar primero por la vía penal para conseguir inhabilitar al médico. Estuvimos dos años por esa vía. Justo reformaron el código penal y despenalizaron algunas imprudencias médicas», explica la madre, que añade que el caso acabó siendo archivado. Hasta 2015, cuando la familia emprendió la vía civil, por la que finalmente han ganado.
«Ha sido un proceso muy largo, pero siempre ha sido dinámico. Nosotros contratamos unos peritos para que hicieran sus informes médicos sobre la situación de Adrián. Yo llevaba a Adrián a diferentes consultas de médicos especialistas para que me dieran ideas o para que vieran si podían hacer algo más por él», explica la madre del niño.
Además, señala que la solidaridad de la comunidad médica le sorprendió, porque varios médicos se han ido sumando a su causa a lo largo de estos años, defendiendo que lo ocurrido con Adrián fue una imprudencia.
Sin duda, contar con el apoyo de otros médicos la ayudó para coger fuerzas y seguir adelante en su intención de reclamar justicia. «Tampoco te voy a decir que ha sido bonito, porque es un camino que no me habría gustado seguir nunca, pero sí que me ha hecho ver cosas. Que hay gente que se une a ti aunque le lleve tiempo e incluso estar en contra de sus compañeros», añade.
La sentencia judicial confirma que el médico le provocó a Adrián una «parálisis cerebral infantil tipo tetraparesia mixta; microcefalia adquirida; antecedente de parada cardiorrespiratoria; atrofia cerebral y alteraciones de la deglución», y condena a su compañía de seguros a indemnizar a la familia con 600.000 euros.
Ana María explica para 'El Español' que «Adrián ahora va en una sillita de ruedas. Sujeta la cabeza de aquella manera. No se mantiene sentado tampoco. Por supuesto, no camina. Nosotros le estimulamos mucho para que coja cosas, pero le cuesta mucho. Te podría decir que ahora mismo es como un bebé de cuatro meses».