El actual estado de alarma decretado por el Gobierno no permite ni contempla el confinamiento domiciliario. Así, todos los expertos constitucionalistas y epidemiológicos consultados por el diario 'El Mundo' no ven otra salida: un nuevo decreto de estado de alarma.
«La declaración de estado de alarma corresponde al Gobierno, pero el Congreso con las prórrogas decide la extensión y el alcance del mismo. Dado que se ha desapoderado a la Cámara, no hay otra opción que hacerse un nuevo decreto. Es un asunto complejo que se está manejando mal», explica Ángel Sánchez Navarro, catedrático de Derecho Constitucional y director de este departamento en la Universidad Complutense.
«Cuando el Gobierno solicitó y obtuvo del Congreso la convalidación del decreto lo que la Cámara le concedió fue la capacidad para aplicar sus disposiciones durante el plazo solicitado, de seis meses. Pero no para ir modificándolas al amparo de sus necesidades puntuales a lo largo de este plazo. Tras la convalidación el Gobierno está al resguardo del control de la cámara, pero no de las consecuencias de sus propias palabras», apunta Carlos Flores, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia.
Ceuta, Melilla y Asturias han solicitado al Gobierno el confinamiento domiciliario
Agustín Ruiz Robledo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada, opina que «la prórroga ya fue votada y entre sus condiciones no incluía el confinamiento domiciliario. Luego no puede incluirse, sin más, en el nuevo decreto prorrogando el estado de alarma porque sería una decisión del Gobierno sin autorización del Congreso, en flagrante violación del artículo 116.2 de la Constitución».
Ceuta, Melilla o Asturias han solicitado al Gobierno que se les permita aplicar el confinamiento domiciliario. Carmen Calvo apuntó este martes 3 de noviembre que desde el punto de vista jurídico «un confinamiento domiciliario sólo lo puede decretar el Gobierno con arreglo a nuestra Constitución española y a la ley de 1981 que desarrolla el artículo 116».
España cuenta a día de hoy una incidencia de 527,94 casos por cada 100.000 habitantes. Según el plan del ministerio de Sanidad, la máxima alerta se alcanza con un número de contagios de 250 casos por cada 100.000 habitantes, junto con la suma del resto de parámetros.
La opinión de los expertos sobre el actual estado de alarma
«El camino más rápido y procedente es un nuevo decreto de estado de alarma que incluya esa medida y que pueda entrar en vigor en el momento en que se publique en el BOE», señala Miguel Ángel Presno, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo.
«No es posible al amparo del estado de alarma el establecimiento por parte del Ejecutivo de nuevas medidas que no se hallen recogidas en este decreto; ni tampoco lo es decretar un nuevo estado de alarma mientras siga vigente el actual, por la sencilla razón de que la alarma es una -en singular- y no varias, por más que la ley permita que las medidas recogidas a su amparo varíen de un territorio a otro», ahonda Flores.
Ruíz Robledo analiza la opción de que «dado que ya estamos en el estado de alarma nacional; si el Gobierno estima conveniente el confinamiento domiciliario podría solicitar en el Congreso una autorización expresa ampliando los términos de la prórroga que ya tiene concedida».
«Confinar ahora, en principio por un mes, podría ayudar a bajar la incidencia»
Juan Jesús Gestal, profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela, opina que «si las medidas que están en marcha no dan pronto resultados, las incidencias y la presión sobre el sistema sanitario son ya muy elevadas y posiblemente no quede otra opción que la de confinar en los domicilios. Confinar ahora, en principio por un mes, podría ayudar a bajar la incidencia», expone a este diario Gestal.
«Un nuevo confinamiento, como un reiniciar, que corrija los errores que se han cometido en la salida del anterior, y permita recuperar el control de la transmisión de la enfermedad, aprovechando el tiempo de confinamiento para organizar bien los rastreos. Wuhan debe ser el modelo a seguir. Es más duro pero ya vemos los resultados», concluye.