Mapa de la sismicidad en España

14 millones de españoles, en riesgo por un 'alto peligro' de terremotos

El 'Beso geológico' pone en peligro a un gran área peninsular que le provoca vivir con un alto o muy alto peligro de sufrir movimientos sísmicos

España se sitúa en el punto de mira y es que es una realidad que en estos momentos una gran parte de la zona peninsular vive con un alto o muy alto peligro de movimientos sísmicos, también conocidos como terremotos ante la aproximación de placas tectónicas, la existencia de fallas asociadas y la configuración del terreno.

Expertos hablan del problemático ‘beso geológico’ refiriéndose a ese acercamiento cada vez más común del continente africano a Europa, que lo convierte en uno de los principales causantes de los terremotos en el sur de la península Ibérica.

Aunque si recordamos los pasados terremotos originados en Granada y otros seísmos registrados en la franja meridional española, lo más preocupante se correspondería con la existencia de múltiples fallas que sumada a las características y peculiaridades del suelo, esto agravaría los temblores, aunque en términos geológicos se consideren de poca intensidad.

Esto conlleva a que en estos días más de 14 millones de españoles vivan en áreas de riesgo alto o muy alto de terremotos y una vez más, la historia de seísmos lo confirma.

Precisamente la península Ibérica está situada en la confluencia de la Dorsal Media del Atlántico, y la limita una cordillera volcánica que divide el océano de norte a sur, la placa euroasiática y la africana. Estas dos últimas placas cada año se aproximan, según Jesús Galindo Zaldívar, profesor y catedrático de la Universidad de Granada, de cuatro y cinco milímetros, una cifra que a simple vista parece insignificante pero, que en realidad no lo es.

La opinión de los expertos

Volviendo al ya conocido ‘beso geológico’, auguran que tan solo es el comienzo del estremecimiento de la Península. Pues datos oficiales estiman que desde el 2 de diciembre de 2020 hasta el 27 de enero de este año 2021, la Red Sísmica Nacional registró más de 430 seísmos compuestos por magnitudes de entre 3 y 4,5 en el área de Atarfe, punto cercano a la capital de Granada, según estudios de los investigadores Julián García-Mayordomo y Raúl Pérez López para el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Estos movimientos sísmicos y así como las fragmentaciones originadas en las distintas placas y la deformación de la litosfera, provocan una serie de esfuerzos tectónicos que apuntan directamente sobre las fallas.

Normalmente las fracturas originadas en la tierra se dispersan por múltiples zonas de la Península, especialmente desde Lisboa a Ourense, por todo el arco mediterráneo y en la frontera con Francia. 

«Las fallas disparan los terremotos, como el de magnitud superior a 5 que se registró en Lorca (Murcia) en 2011. En Granada, dos fallas distintas, la de Santa Fe y la de Pinos Puente, se han estimulado entre sí», relata Raúl Pérez, geólogo y sismólogo e investigador del IGME. Con esto también coincide Ana Ruiz Constán, la geóloga y también investigadora del IGME, y expone que «el acercamiento de las placas tectónicas ha sido el motor». Siguiendo con esto, en Granada sí ha sido esencial la existencia de fallas asociadas y a ello se ha adherido las características peculiares del terreno. «La zona es una cuenca de tres kilómetros de profundidad con depósitos de lagos y ríos de hace cinco millones de años. Esas capas de material sedimentario son susceptibles de ampliar los efectos de los terremotos, como sucede en Ciudad de México», añade Raúl Pérez.

El país proyecta un gran ‘área caliente’ con elevadas probabilidades de riesgo sísmico que abarcaría zonas desde Huelva hasta Alicante, los Pirineos y una parte de Galicia, así lo califica el sismólogo. Y también avisa que hay que analizar esta situación, puesto que en estas zonas en las que la población supera los 14 millones de habitantes, los riesgos de sufrir terremotos son altos, aunque la frecuencia de estos seísmos grandes es inferior.