Pedro Rufo, más conocido como Pitu, ha muerto de la forma más inesperada tras completar una ruta en bici. De hecho, Pitu ha muerto haciendo lo que más le gustaba ya que las dos ruedas eran su gran pasión. Su muerte deja desolados a sus amigos y conocidos, y sobre todo, a su familia.
Pedro estaba casado y tenía tres hijos, dos mellizos de 16 años y un chico de 25, que han quedado huérfanos de padre. No hay consuelo para esta familia que ha perdido a su gran referente de manera repentina. El cacereño sufrió un infarto fulminante tras la prueba este fin de semana.
Pedro era un apasionado del deporte y un ciclista bastante conocido en Cáceres por su afición a las pruebas extremas. Había completado con éxito varias pruebas de gran dureza, pero siempre quería más. Estaba pensando en retirarse definitivamente, pero en una de esas pruebas ha hallado la muerte.
Acostumbrado a los grandes retos
“Pitu piernas de acero”, así le apodaron en una ocasión en El Periódico de Extremadura, donde concedió una entrevista. De eso hace diez años, cuando ya se había convertido en un deportista conocido. Entre otras hazañas, había conseguido culminar la Transpyr, una prueba de gran dureza.
Se trata de una etapa que une el Mediterráneo con el Atlántico a través de 800 kilómetros y 20.000 metros de desnivel. Se trata de una sacrificada competición solo para los más osados (y los mejor preparados). Pedro se convirtió en el primer extremeño en completar esta durísima ruta.
Este pasado fin de semana, Pedro se enfrentaba a una prueba relativamente asequible. En comparación con la Transpyr, la ruta ciclista de La Vera tenía que ser un trámite para él. Se trata de una de esas pruebas que a él tanto le gustaba hacer, pero que en esta ocasión acabó en tragedia.
Murió de un infarto fulminante
Pedro completó la prueba con éxito y se fue a casa para ducharse y comer con la familia. Pero al salir de la ducha sufrió un ataque al corazón fulminante y no pudieron hacer nada por él. Así moría Pedro Rufo, alias Pitu, el extremeño que superó ocho etapas seguidas y llegó a la meta con cuatro kilos menos.
Uno de los más afectados por su inesperada marcha es Maxi, su cuñado. “Estoy hundido, en realidad no era mi hermano, era mi cuñado”, explica desolado. Y es que, según cuenta, Pedro no había tomado nunca una copa de vino y llevaba una vida sana con estrictos hábitos saludables.
Varias veces se había planteado dejarlo, y así se lo prometió en alguna ocasión a su mujer y a sus hijos. Pero al final siempre le podían las ganas de ponerse nuevos retos y superarlos. Su cuñado recuerda que “el deporte le llamaba una y otra vez, vivía por y para la bici, era su pasión diaria”.
Comercial aficionado al ciclismo
Pedro acumulaba 35 años de experiencia profesional como comercial en Sánchez Cortés, un fabricante de golosinas. Gracias a su trabajo se había convertido en alguien conocido, con muchas amistades. Tenía un carácter social y abierto que le había granjeado muchos amigos y conocidos.
Era muy querido en su ciudad natal por su buen trato y su generosidad, y su muerte ha dejado un gran vacío. El tanatorio se llenó este pasado lunes de personas que quisieron darle el último adiós. La multitud que se reunió para despedir a Pedro demuestra lo querido que era en su municipio.
Los más afectados eran su mujer, sus tres hijos y los familiares más cercanos, que están intentando encajar el golpe. La inesperada muerte de Pedro se hace difícil de asumir. Murió haciendo lo que más le gustaba, ir en bici, actividad que solía hacer con el Club de Castelsa al que pertenecía.