Tras la apariencia de chico tímido y estudioso que Johan mostraba a los demás se ocultaba un verdadero monstruo. El pasado 8 de febrero, este chico de 19 años engañó a su ex Claudia, de 17, para quedarse a solas con ella en Totana (Murcia). La mató fríamente y luego confesó el crimen sin remordimientos.
En su posterior declaración ante el juez, con fecha del 10 de febrero, Johan mostró su verdadero rostro. El contenido acaba de salir a la luz y pone los pelos de punta. El asesino de Claudia explica por qué la mató sin que le tiemble el pulso, con la mirada firme y sin ningún atisbo de arrepentimiento.
“He matado a Claudia porque juega a dos bandos, y lo he hecho con un arma punzante”, explica el asesino. Según explicó a la juez, quería saber lo que se siente al matar, “tener esa experiencia de la primera vez”. El relato de su declaración es el retrato más fiel de una mente perturbada.
Cómo ocurrieron los hechos
Claudia Abigaíl y Johan mantuvieron una relación tóxica durante mucho tiempo, hasta que ella se cansó y le dejó. Ella era una chica extrovertida y con mucha vida social, pero él era un muchacho introvertido para el que Claudia representaba todo su mundo. Por eso no aceptó la separación, y planeó su venganza.
El martes 8 la citó en el trastero donde habían pasado muchas horas juntos cuando hacían pellas en el instituto. Aprovechando que estaban solos la agredió propinándole 57 puñaladas. Según la autopsia, Claudia trató de defenderse pero acabó muerta y abandonada en el trastero.
Una llamada de la madre de Johan destapó el crimen, y los agentes descubrieron el cuerpo y detuvieron a Johan. El asesino confesó los hechos allí mismo, y realizó una segunda confesión al día siguiente ante el juez. Este es el espeluznante relato de boca del propio asesino, ya sin ningún tipo de tapujos.
Una relación turbulenta
“Me declaro culpable”, así empieza el interrogatorio conducido por la magistrada Cristina el 10 de febrero de 2022. Reconoce que fueron novios desde noviembre de 2020 hasta diciembre de 2021. “Lo que pasa es que me dejaba, luego volvíamos, lo dejábamos, volvíamos, por temas y cosas así”, afirma.
Según dice, “habíamos vuelto hace dos jueves y todo estaba bien hasta que el domingo quedó con su amiga y un amigo”. Luego afirma que ella le pidió tiempo, y que “el martes habíamos quedado para darnos nuestras cosas”. Los dos se citaron el 8 de febrero a las 16:20 horas, en el domicilio de Johan.
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“Mi madre me dijo que me deshiciera de las cosas de ella y no había mejor sitio que dejarlas allí, en el trastero”, aclara. Cuando la magistrada le pregunta por qué fueron al trastero, Johan da un vuelco a su versión. Es entonces cuando saca su supuesto trastorno mental para justificar su fechoría.
La voz en su cabeza
“Hace cosa de un año yo siempre tenía una voz que me decía que tenía que matar o hacer mucho daño a alguien. El verano pasado me vi muy nervioso, y le conté ese pensamiento a Claudia. Era como una voz que tenía en mi cabeza, y que me decía que lo matase para que me dejara en paz”, explica.
“Y también era esa sensación de saber cómo matar, y tener esa experiencia la primera vez”, añade. “Le dije que tengo ese pensamiento y esa voz de que quiero saber lo que es matar, pensé que ella se iba a asustar pero se echó a reír y me pregunto si sólo era eso”, prosigue. Entonces revela lo que dijo Claudia sobre eso.
Según contó a la juez, Claudia le dijo lo siguiente: “Me opondría a que mataras, incluso mejor si lo haces por dinero, el dinero es dinero”. Por eso dice que empezó a sentir que eso era algo normal. “Entonces empezamos a dejar la relación, y siempre tuve esa vocecilla de querer saber”.
Esa noche no pudo dormir
Su relación siempre estuvo marcada por los celos, y Johan afirma que “entendía por qué me dejaba pero obviamente luchaba por ella”. Explica que “el jueves pasado volvimos e incluso hicimos un test de embarazo y todo fue bien”. Días después le pidió tiempo porque estaba harta de que no le dejara ver a sus amigos.
El día antes del crimen, Johan publicó una story de Instagram expresando sus sentimientos por Claudia. “Ella me llamó y me dijo que borrara esa historia porque estaba conociendo a otro chico, y eso me vino de sopetón”, declaró ante la juez. “Cuando vi cómo me estaba tratando, la voz esa ya me llamó demasiado”, añade.
“Es como otro yo que estaba dentro de mí diciéndome mira todo el daño que te ha hecho, mira todo lo que te está diciendo”, describe. Asegura que ese día no iba con la intención de matarla. “Esa noche no pude dormir, intente quitarme el pensamiento como fuera, incluso me tomé orfidal para calmarme”.
Su justificación del crimen
Sobre el día de los hechos, Johan reconoce que “llevé el arma en el bolsillo para demostrar que esa voz no podía conmigo”. Una vez en el trastero, “yo estaba con una actitud normal y le dije vamos a despedirnos de buenas”, relata el chico. “Ella iba a coger sus cosas y de repente se acercó a mi oído y empezó a decir que me merecía todo el daño”.
“Entonces la voz y quien tenía dentro me apartó de mí mismo, cogí el cuchillo y yo quedé un segundo en un segundo plano”, relata Johan. “Ya no recuerdo nada, solo como mi mano lo hizo y escuché qué haces”, prosigue. En su declaración dice no recordar que le propinó 57 puñaladas y le desfiguró la cara.
Sí reconoce que cuando le dio las puñaladas en los glúteos ella ya estaba muerta. Según la autopsia, las heridas que presentaba el cuerpo de la víctima son muestra evidente de que hubo ensañamiento. “Cuando lo vi no sabía qué hacer, simplemente limpié todo y me quedé como si estuviera en coma”, dice él.