Rocío Carrasco desvelaba en el episodio 0 de la docuserie 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' el diagnóstico psiquiátrico que padecía: trastorno de adaptación en su forma de reacción mixta de ansiedad y depresión.
Este hecho viene ya recogido en dos informes aportados en la causa en la que acusa a Antonio David de un delito de lesiones psicológicas. El primer informe es del 25 de septiembre de 2012 y otro del 3 de julio de 2016. 'Vanitatis' saca a la luz un tercero del 13 de marzo de 2017, en el que su psiquiatra relata como sufría Rocío Carrasco esta enfermedad, en su caso crónica.
El informe de 2017 que refleja el sufrimiento de Rocío Carrasco
En los primeros párrafos advierten de que la dolencia de su paciente «está originada por un agente estresante cuya acción es intermitente, se manifiesta como un trastorno más prolongado en el tiempo que los trastornos adaptativos habituales» y se da un empeoramiento «cuando dicho factor estresante vuelve a actuar».
En palabras del psiquiatra, la hija de Rocío Jurado afirma que le producen estrés «ciertas conductas del padre de sus hijos, cuyo matrimonio ha sido anulado, y que ella siente como un riesgo para su buena relación con los hijos, así como un perjuicio para su intimidad y honorabilidad, lo que se acrecienta por su difusión en ciertos medios de comunicación».
Trastornos digestivos, arritmias y alteraciones dermatológicas
El informe recoge que «hay que añadir un descenso del estado de ánimo, que ella considera haber sufrido desde hace años y que, al menos en la fecha de su primera consulta conmigo, se manifestaba por tristeza, disminución de su capacidad de interés, bajo impulso a la actividad, autorreproches y sentimientos de minusvalía».
«Esta sintomatología depresiva ha ido evolucionando de forma variable, siempre en función de la intensificación y difusión de su conflictiva, llegando en alguna consulta a verbalizar ideas de autolisis», reza dicho informe, donde ya se van reflejando los pensamientos suicidas, que le instaron a intentar suicidarse el 5 de agosto de 2019 al ingerir más de 30 pastillas.
El psiquiatra explica en su evolución lo vital que es el 'elemento estresante': «una intensificación de sus síntomas de ansiedad con manifestaciones corporales tales como trastornos digestivos, arritmias y alteraciones dermatológicas, junto con un aumento de sus dificultades para el sueño».
Empeoramiento tras recibir la paliza de Rocío Flores en 2012
Los síntomas fueron más allá tras la paliza de su hija en julio de 2012: «Comienza a presentar crisis de pánico sobre una base de ansiedad generalizada a la que se añaden nuevas dificultades para el sueño. En el otoño de ese mismo año vuelve a aparecer una sintomatología depresiva con tristeza, llanto inmotivado, autorreproches y descenso de la autoestima. Esta sintomatología puede considerarse como resultado del distanciamiento de su hija. Como consecuencia de este agravamiento anímico fue necesario introducir nuevos cambios en su tratamiento antidepresivo», reza este tercer informe.
En 2013, se apreció como Rocío Carrasco tuvo «una cierta mejoría», pero en el otoño de 2014 vuelve a recaer, y se atribuye «a la difusión en medios de comunicación de noticias referentes a su conflicto familiar y a las declaraciones del padre de sus hijos en televisión».
Por tanto, «fue necesaria la elevación de las dosis de fármacos que venía tomando y que ya había empezado a retirar, así como la reintroducción de otros fármacos más potentes». Tras una época más positiva, volvió a empeorar a principios de 2015, con síntomas más graves, «coincidiendo con nuevas noticias de ella aparecidas en ciertos medios de comunicación y también coincidiendo con la aparición de declaraciones del padre de sus hijos». En 2016, le afectó que su hijo no asistiera a su boda con Fidel Albiac, el 7 de septiembre. Finalmente, poco antes de que firmar este informe, su psiquiatra no puede seguir con ella al jubilarse y le derivó a otro especialista.