El fallecimiento de José María Calleja por Covid-19 ha conmocionado a todo el país. El periodista era muy querido por su carácter afable y su intachable trayectoria al servicio de la comunicación.
A través de redes sociales hemos podido ver las reacciones a su fallecimiento de numerosos colegas de profesión, políticos de todos los colores y usuarios en general.
Sin embargo, pocos mensajes nos han emocionado tanto como la reacción de Sonsoles Ónega al anunciar la muerte de su compañero en el programa 'Ya es mediodía'.
«No hay día que no tengamos que dar una mala noticia relacionada con el maldito virus del coronavirus» indicaba con un profundo pesar la periodista alrededor de las 14 horas en el programa en directo.
«Ha muerto nuestro compañero, José María Calleja» lamentaba Sonsoles Ónega con un gran dolor. «Colega, compañero, maestro...» fueron algunas de las palabras que utilizó para definir al periodista donostiarra, de quién también se despidió a través de Twitter.
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Con un tono de voz apesadumbrado que reflejaba su enorme pena, la presentadora informaba de que Calleja había fallecido por coronavirus a los 64 años de edad.
También informó que el comunicador se encontraba ingresado en el Hospital Clínico de Madrid desde el pasado 29 de marzo. Tras unos días en el que su estado fue empeorando, el hombre fue trasladado a la UCI donde finalmente los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida.
La carrera intachable de José María Calleja
Calleja era doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y profesor en la Carlos III. Un hombre muy estudioso y culto, puesto que también era licenciado en Historia en la Universidad de Valladolid.
Pero especialmente era un hombre comprometido política y socialmente. Su oposición al régimen de Franco lo llevó con tan solo 18 años a la cárcel, donde estuvo recluido entre 1973 y 1974.
Su intachable andadura en el periodismo empezó a finales de los años 80 en el País Vasco, como delegado de la agencia Efe. Allí vivió una de las épocas más difíciles para el periodismo, recibiendo amenazas constantes de la banda terrorista ETA.
Con su fallecimiento el periodismo se queda huérfano, pero su legado seguirá manteniéndose vivo.